El refugio de la juventud,
Y las preguntas que dormían
Se despiertan con los hijos.
Vuelven dos idiomas enemigos
Frases que se inventan solas
Lo que también,
Siento mío.
Motivados por un camino
Que hasta de lejos se veía vacío
Van cediendo a mi objetivo.
Ser una madre expatriada, es querer y desear impartir, nuestra propia cultura.
Parece fácil pero en un lugar donde todo o casi es diferente, se vuelve un fino trabajo, donde se necesita paciencia, donde la tarea de trasmitir lo que somos y de donde venimos a nuestros hijos. Se intenta inculcar desde la cuna aunque lleve tiempo, aunque sienta que avanzamos a paso de hormiga pero con el orgullo de saber que lo que comenzó con algunos tropezones, hoy, se ha vuelto, cotidianamente natural.