Rain Man (1988) es una película dirigida por Barry Levinson y protagonizada por Dustin Hoffman y Tom Cruise, que nos cuenta la historia de Charlie Rabbit (Cruise), un joven que lleva una buena y existosa vida en Los Ángeles gracias a su empresa de automóviles. Un buen día recibe la noticia de que su padre, con quien lleva años sin tener relación, ha muerto y acude a su funeral, a su vieja casa en Ohio donde le invaden toda clase de recuerdos: desde ese antiguo coche, casi reliquia, que su padre no le dejaba conducir, hasta los perfectos rosales del jardín. El abogado de la familia, le comunica a Charlie que su padre le ha hecho heredero de ese coche que tanto ansiaba y de los rosales, pero que el resto de la fortuna lo ha heredado Raymond Rabbit (Dustin Hoffman), su hermano mayor, al que él no conocía y que vive en la residencia de Wallbrook porque es autista. Buscando conseguir su mitad de la herencia, Charlie decide secuestra a Raymond, sin darse cuenta de que acaba de embarcarse en la mayor y más reveladora aventura de su vida.
Rain Man es una historia tierna y una película agradable de ver, rodada sin muchas pretensiones, pero con todas, que logra atrapar al espectador desde el inicio. Emotiva en muchas ocasiones y hasta cómica, en otras, enternece al espectador con su aspecto de road movie y con sus principales actores, bordando sus papeles. Viéndola uno se da cuenta que no es de extrañar que Hoffman recibiera el Oscar a mejor actor por su interpretación de Raymond y que esta película esté considerada una de las mejores del cine norteamericano.
Cien por cien recomendada.