Está el tiempo raro, " enrarizado", extraño. Quiere llover y no puede... quiere querer y encapotado y como cabreado no acababa por llorar.
Empieza el día raro.
Suspira y me hace carantoñas, llega medio remolón como para quitarme la morriña de las ilusiones que se cubren de nostalgias.
Amanece el día raro, pero no se nublará.
Está el día raro pero este tímido amanecer nos hace un guiño de vez en cuando al viento y a mí, que abrazados, esperamos que en el letargo de esta quietud, estalle la tormenta.
Está el día raro y la noche se anuncia con la llegada de unos besos aventureros.