Sangre.
Tu sangre. Una marca roja en el cuello donde hay sudor, colonia y el roce constante de una bufanda que protege
Un poeta que me sienta al lado y me llama poeta, matándome de la vergüenza.
El omóplato dañado.
El pulmón que grita furioso: tú no vales.
Una rodilla que cruje cuando cura la mesa y un tobillo que tiembla.
Un párpado que protesta por dormir aplastándolo contra la almohada.
El cabello que escupe morado y pide su color natural de toda la vida.
El último mechero quema.
Abandónate, dice.
No tengas miedo.Mírame:
No me tengas miedo.