Me gustaría decir “Feliz Navidad, no leas blogs hoy, Feliz Navidad”. Supongo que estaría bien, sería un buen mensaje minimalista, pero, como Anca de a minúscula plantea una de las formas más comunes de entender la Navidad es la inercia. Y lamentaría que celebraras la Navidad por inercia. ¿En qué se convertiría sino en una fiesta del consumismo y tonterías blandengues varias?
Así que déjame responder a la preguntona, a lo mejor hasta tengo una respuesta válida, con suerte.
¿Por qué celebras la Navidad?
Yo tengo una respuesta preparada para eso. Porque soy cristiano y ejerzo como tal. La Navidad para nosotros es la conmemoración de la Esperanza que viene a salvar y a convertir al mundo, empezando por uno mismo. La Navidad es la acogida gozosa de los dolores de crecimiento que luego vendrán con la cuaresma. Si ser santo fuera un objetivo empresarial, la Navidad sería los días que se sueña con el éxito y casi se saborean.
Pero qué pasa si no eres cristiano
Ya esbocé una respuesta en a minúscula, que repito a continuación:
La cristiandad ha influido en la cultura occidental en valores que seguro compartes y también se reflejan en la Navidad: en primer lugar la esperanza, también la alegría con la que se afrontan las tristezas, simbolizadas por el invierno, la solidaridad y la paz. Más allá del celofán y las lucecitas de los comercios hay un tesoro.
Con ello quise decir que a lo largo de los más de mil años de celebración cristiana, la Navidad ha ido celebrando no sólo lo que es específicamente cristiano, ésto es Cristo y su mensaje, sino que también ha ido desarrollando valores que luego la civilización occidental — cuando no mundial — ha asumido como propios y comunes a toda la humanidad.
¿Pero basta esto para celebrar la Navidad?
No sé, ¿basta para celebrar la Navidad que tenemos familia? ¿basta la esperanza para celebrar la Navidad? ¿No puede ser la Navidad también la fiesta de la solidaridad? ¿Y qué decir de la paz? Preguntad en Bosnia, en Kosovo o en media África a ver que os dicen.
Para quien no lo haya notado lo de arriba eran preguntas retóricas. Por supuesto que merece la pena celebrar la Navidad, aunque no sea exactamente lo mismo que lo que yo celebro, todo lo que sea igual lo podemos celebrar juntos.
Así que, Feliz Navidad, aún no es tarde para renunciar al consumismo, aún no es tarde para vivir la paz. La esperanza nace también en tí, hoy, venga un abrazo
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