Re-signarse: volver al signo para cobijarse. Porque construimos el signo para defendernos de las cosas y de él partimos para enfrentarnos a ellas, armados con la coraza que el signo se nos antoja. Y cuando las cosas nos decepcionan, regresamos al signo para curar nuestras heridas.
Pero también ese prefijo anuncia la insistencia: re-signarse, re-significarse antes de volver a la carga, contra las cosas. A menos que te quedes en el signo solamente, sin el significado; como quien antiguamente se per-signaba, casi sin per-catarse y a-catando gesto y signo sin más a-signación que el ritual, del que el signo es también señal clara: somos repetición y costumbre, con-signamos y de-signamos nuestra moral, nuestra costumbre, por repetición.