Ya comenté en referencia a los monumentos subterráneos, lo desconocido que resulta para el gran público, ese universo paralelo que se extiende bajo el asfalto de las ciudades. Pero en esta ocasión no quiero hacer referencia a las infraestructuras, sino a aquellos que encuentran en los túneles del metro o alcantarillado un refugio.
Esta es la historia de Chuck:
La casa de Chuck es un agujero en la pared de un túnel por donde pasa el tren. Allí vive desde hace nueve años. Lisa, también. Es su novia. Son dos sin techo de Nueva York. Lisa de vez en cuando vende latas que encuentra. O pide dinero. Chuck rebusca en la basura. Un día violan a Lisa al volver del trabajo. Chuck la acompaña al hospital. Esperan sentados en una camilla. Él clava la mirada en su vaso de cartón. Ella no mira a ningún sitio.
Fuente: elpaís.com