Así que allá me embarqué, por mayo de 2011. Me he presentado 3 veces al examen para conseguir plaza. Las 3 las he aprobado, pero me he quedado por la posición 1000. Posición lejana al tope de 140 plazas aproximadamente que salen cada año.
Mientras, sin tener más ingresos que los de mi madre y mi abuela (y gorronearle a mi novio, santa paciencia la suya), iba haciendo. Estudiando en la biblioteca, yendo a cantar en el coro, de voluntaria en una asociación, participando en asambleas políticas, he pasado estos últimos años. Aprendiendo, recapitulando y aclarando conceptos de la licenciatura, empapándome de la sabiduría de la gente, en fin, creciendo como persona y como profesional, por fin me he decidido a dar el paso. Voy a crear un gabinete de psicología.
Me asalta entonces el miedo y la ilusión a partes iguales, convirtiéndome a veces en algo raro. Difícil de gestionar estas dos emociones correctamente. De día, parándome a pensar y escribir. De noche, los sueños campan a sus anchas alimentándose de mis dudas.
- ¿Vendrán muchas personas a mi consulta? Hay mucha gente que no se decide a utilizar los servicios de un psicólogo, incluso muchos no saben aun ni para qué estamos.
- ¿Podré vivir de mi profesión? ¿Me podré dedicar a esto?
Lo que sí tengo claro, y a eso me tengo que aferrar, es:
- Soy una psicóloga. Esto me convierte en una profesional con multitud de recursos. Cuento con la universidad y el colegio profesional.
- Soy creativa en mi profesión y podré ayudar a resolver muchos problemas a las personas que me contraten.
- Tengo a mi alrededor el apoyo de mucha gente que cree en mí.
Así que poco a poco sacaré adelante este proyecto.
¿Y vosotras? Queridas lectoras, ¿cuál es vuestra experiencia en esto de emprender?