Revista Diario

Recapitulando..

Publicado el 08 octubre 2010 por Julianotal @mundopario

Recapitulando..Recapitulemos: ella, la animadora, es imposible. Había mencionado anteriormente, bajo otra circustancia, que mejor parar con estos desvaríos inconducentes. Bien. Ahora, la paradoja que ya me sucedió más de una vez: cuando no espero nada, cero plan y expectativas, la oportunidad se acerca.¿De qué me sirven estas oportunidades que me agarran desprevenido siempre? Lo que me sucedió puede tomarse como un avance, o como una oportunidad perdida...Es cierto, había tenido una semana olvidable, con un humor de perros, con ganas de mandar todo al mismisimo carajo, etcetera. Encima, como frutilla de postre, tenía que culminar la semana asistiendo a una inauguración de forma obligatoria, lejos de mi zona de circulación que es mi igual a perderme, tomar veinte colectivos para poder llegar a la dimensión desconocida. Sí, para viajar también soy un pajuerano... pero era eso o descontarme las horas de clase.Cuando llegué al dichoso instituto le pregunté a la directora qué tenía que hacer, a lo que ella respondió que me limite a tomar asiento, como sinónimo de esas mañanas en las cuales uno desearía estar muerto. En fin, en este día repudiable, apareció la animadora. Magicamente, inesperado, como siempre. Y como en esas películas pedorras donde las casualidades parecen forzosas, en un salón colmado ella tomó el único asiento, el que estaba al lado mío.Uff, cómo no caer en cursilerías al hablar de ella, si verla es como una inyección de endorfinas. Sólo el hecho de verla vale la pena estar vivo. El creyente le agradece a Dios, el agnostico a la circunstancia. El peronista como yo, le agradece a la Hada Evita. No me despegué de ella ni un instante, eso es obvio e inevitable. Está en mí, como si fuera innato, aprovechar el tiempo que me queda con ella, insistir el parentesis. Y por primera vez, el reloj no jugó en contra: pudimos marcharnos juntos. Caminamos sin rumbo hasta un tren, que a mí no me alejaba ni me acercaba a ningún lugar. Otra revelación:con ella, el tiempo y el espacio es apenas anecdótico, por momentos un Leviatán que me vigila y espera el momento de tomarme del cuello y arrojarme por fuera de su  mundo.Hablabamos, como viejos conocidos, las palabras eran amables, no encontraba ninguna que se merezca olvidar. La animadora hablaba y yo me perdía en sus ojos marrones. La animadora sonreía y gesticulaba mientras alejaba a las palomas de la estación con patadas al aire. Llegamos a Barrancas de Belgrano. Te voy a enseñar el Barrio Chino, dijo y yo qué iba a decir si con ella parecía estar inmerso en un realismo mágico. Entramos a negocios, ella compraba algunas cosas y me recomendaba una sopa de carne, que era un masacote envuelto. Lo ponés al agua caliente, y le agregás los calditos que trae adentro, sugirió a lo Narda Lepes. Ah, si, si, adherí y cuando ella se descuidó lo tiré por ahí. Luego, mientras se perdía entre las prendas típicas, la imaginé en un kimono rojo y brillante que casi se ajustaba al cuerpo. Esto te quedaría muy bien, le dije como un paj...uerano. Para tanto no, traté de medirme si total no hay palabras que la puedan ilustrar fidedignamente. A todo esto seguía recapitulando, no podía creer esta situación. Ni soñando esperaba un momento distendido y amplio ante ella. No estaba preparado, Uff. Maldita Providencia que me agita la zanahoria y luego la esconde. Tuve la suerte de no hacer papelones, cuando la invité a comer algo y ella asintió sin titubear y pensó en comida china. Me imaginaba lidiando con los palitos esos, poniendo cara agradable mientras comía esas cosas raras. Pero, en teoría, esto tenía que pasar porque todo esto parecía surrealista.Al final, a la animadora no le convenció los restos que vimos y caminamos hasta Cabildo y ahí nos comimos una regia pizza. Yo disfrutaba ese momento, como si fuera el último. Pero, ¿si podía ser la última oportunidad por qué no arriesgar? ¿Qué podía suceder? Una arremetida irracional, pero que podía ser inolvidable. ¿Y si este oasis se presentase ante mí sólo esta vez?  A lo sumo una cachetada, un regaño, ¿Pero qué hacés, etc? La situación incomoda, bueno, disculpá, la verdad que no sé qué estaba pensando pero etc...Sí, ahí estaba el pudor. La animadora no es una mujer más, es imposible. No soportaría seguir viendola de manera indeferente por una arriesgada jugada. Sin embargo, cuando ella se marchó no pude evitar pensar en la situación mágica, es decir, salvo que sea la mujer más agradable del mundo, dificilmente aceptaría el viaje sin tratar de evitarlo... ¿El vaso medio lleno o medio vacío? ¿Avance o perdida? ¿Dormí? Posiblemente, la situación fue sumamente onírica...De todas maneras, los pensamientos me atormentan. El Mariscal Perfumo me hubiera dicho que el que no arriesga no gana, y ahí no más me hubiera dado una buena patada en el culo. Pero a falta de Perfumo, Salva en casa se encargó de hacerlo...

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