Erik Satie: Gnossienne nº 5 Te busqué por todos los rincones siguiendo tus huellas. En la cocina tu taza seguía templada. Tu aroma permanecía en el baño junto a la toalla caída sobre el bidet. Ni una nota en el salón. Miré por la ventana y tampoco estabas. Fui al dormitorio y lo desmonté. Quise olvidarte cuando me agaché para meter en la lavadora toda la montonera de ropa que cabía entre mis brazos. Entonces te encontré; estabas allí pequeñito dentro de la oscura lavadora, con la gabardina puesta, señalándome con mi braga, enfadado: –me parece que te has equivocado, el surrealismo es otra cosa.