Recojo, en estos días, la ternura
y trato de sentir mil emociones,
las fechas son alegres y emotivas
y esconden el tic-tac de los relojes.
Las horas se columpian lentamente,
y llegan sentimientos monocordes,
nos hablan de la paz y de la vida,
de niños que han nacido para hombres.
Nos cuentan de las guerras extranjeras,
de hambres en países y regiones,
de ojos que nos miran y no encuentran,
las manos que quisieran que las tomen.
En estos sentimientos encontrados
existen marejadas y razones,
las unas estremecen la conciencia,
las otras bien nos sacan los colores.
Se escucha tanta súplica en las calles
que incluso se congelan otras voces,
aquellas que cansadas de gritarlo,
suplican por el pan de muchos pobres.
Hay niños que quisieran un juguete
y hay otros que quisiera ser mayores,
correr en libertad, sin ataduras,
buscando su destino entre los hombres.
Yo siento que se ahoga en el poema
los sueños de estos niños y las flores,
las lágrimas tan tiernas de la infancia
por versos que no saben lo que esconden.
Por eso miro arriba, hacia los cielos,
y busco en las estrellas de la noche,
quizás la que señala hacia el oriente
y guía hasta un portal los corazones.
Más quedo pensativo y en silencio;
los hombres buscan Paz y son Quijotes,
los niños solamente las caricias
y un trozo del Amor, sin condiciones.
Rafael Sánchez Ortega ©
21/12/14