Para fomentar la paz con los demás, para lograr la reconciliación de todos los hombres hay que empezar por uno mismo. Buscar la reconciliación con nosotros mismos y con la vida. Buscar en nuestro interior la paz y la serenidad, frutos para el enriquecimiento y la alegría.
Reconcíliate, es mínimo el espacio.El claro en la espesura contiene los perfumes, los bálsamos para sanar todas las heridas.Retorna al concilio donde sólo tú sabes de ti y a través del visor alto del boscaje contemplas el mundo y el movimiento de los astros.
Fuera acechan las hienas pero aquí todo el espacio está dispuesto. Tuyo es el manjar y el vino. Toma el fruto, degústalo en tu boca.
Recibirás la bendición del agua y la visita de los pájaros que comerán de tu mano y de tu mesa y cantarán las canciones que tú les escribiste.