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Recordando a Fernando Martín

Publicado el 03 diciembre 2009 por Eandres
Recordando a Fernando Martín
Hoy hace veinte años que Fernando decidió dejarnos dentro de un vacio imposible de rellenar, y si le preguntáramos el porqué de su ida el respondería sin más, “porque quiero y porque ya sois mayorcitos para vayáis solos por la vida”. Y es que Fernando se había convertido en el alma mater de nuestro equipo, a quien todos nosotros, antes de dar un paso, le consultábamos, aunque solo fuese con la mirada.
Me vienen una cantidad enorme de añoranzas de la convivencia con Fernando, donde su personalidad arrolladora le convirtió, no solo en un gran jugador, sino en el espejo donde muchos de sus compañeros, tanto de su equipo como de rivales, se miraban para medirse y para tratar de aprender lo emanaba de este espectacular deportista. “Sed vosotros mismos” era uno de sus muchos slogan.
Nada más incorporarse al Real Madrid, con apenas 20 años, jugamos un Campeonato del Mundo de Clubes y en su segundo partido metió la friolera de 50 puntos. Su espíritu ganador y su afán de superación quedaron patentes, lo que hizo que el fabuloso Oscar Becerra Smith me dijera en un aparte: “¡De donde habéis sacado a esta cosa!”
Y es que su portento físico, para poder paliar su “escasa estatura”, su concentración y su espontaneidad le llevaron a ser uno de los jugadores, que digo uno, el jugador más competitivo que jamás he visto. Esta competitividad le llevaba a crecerse ante las dificultades, a no rendirse nunca y a buscar soluciones a todo lo que parecía imposible, encontrando así motivo de superación y satisfacción personal en todo lo que hacía. Sabemos que las personas competitivas denotan un gran interés en hacer las cosas mejor que los demás y de esta manera convertirse en un ganador, naturalmente estamos hablando de Fernando y esta ha sido su definición como jugador y como persona. Esa competitividad le llevaba a asumir responsabilidades que le hacían mentalmente muy fuerte y de esa manera transmitir una gran seguridad, al igual que una gran confianza al equipo. (Fernando fue capaz de transmitir su fortaleza mental y su apoyo al equipo para conseguir el triunfo en el Palau ante el Barça sin jugar un solo segundo, sólo con su presencia. Naturalmente estaba lesionado).
Como ganador que era, se comprometía sin fisuras con lo que hacía. Si daba su palabra, la cumplía. Era un trabajador nato porque sabía que los resultados dependían de uno mismo, y porque siempre quería ayudar al equipo, formando parte de la solución para conseguir los objetivos y asumiendo siempre los retos más difíciles. Era un triunfador porque sabía que la adversidad era un buen maestro, porque respetaba a aquellos que le podían ganar, y porque como él decía: “soy bueno pero puedo mejorar”, mientras buscaba siempre una forma de superarse.
A pesar de esa lejanía tan cercana de Fernando, desde aquí quiero transmitir mi agradecimiento y admiración por este gran personaje del mundo de la canasta, añorando sus comportamientos ejemplares sobre cómo debía ser un profesional, añorando sus constantes lecciones de optimismo los días previos a los partidos, añorando la confianza que nos transmitía los minutos antes del salto inicial, añorando su entrega, su capacidad de concentración, su competitividad, su espontaneidad y su compromiso por ser los mejores… añorándole siempre.
Y en esa lejanía tan cercana vivo mi particular recuerdo de este fuera de serie, echando de menos el poder estar con él y con sus compañeros, por los gloriosos momentos que me hicieron vivir en esta profesión tan ingrata como es la de entrenador y que ellos, con Fernando a la cabeza, la convirtieron en el mayor deleite que puede tener un enamorado del baloncesto.
P.D. Mi más entrañable recuerdo a su madre Carmela, a su hijo Jan y a sus hermanos, en especial a Antonio, que aguantó como un jabato la perdida de Fernando.

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