Los que comenzamos a escribir y a movernos digitalmente allá por el 2003 no teníamos demasiados sistemas para seguirnos la pista entre nosotros. Comentábamos en los diferentes posts, nos suscribíamos a las listas y, por supuesto, nos reenviábamos los correos electrónicos con las anotaciones que más nos habían llamado la atención.
Empezamos a conocernos —a nuestras bitácoras y, por extensión, a nuestras identidades virtuales— y a interesarnos por las redes sociales (limitadas a los blogs y poco más), no imaginando que, casi diez años después, el panorama iba a transformarse de un modo tan radical.
En aquella época eran importantísimos los referentes —todavía no se denominaban gurús— que nos sirvieron de inspiración y de apoyo para formarnos tecnológicamente y emprender nuestros proyectos.
Entre los que recuerdo y aún siguen arrojando luz en el mundo digital estaba Antonio Fernández Coca. Doctor, profesor universitario, creativo, ilustrador, diseñador, comunicador, escritor, etc. Un profesional que aglutina tantos perfiles como los artistas del Renacimiento, podría decirse. Su página web siempre me pareció un modelo de exquisitez y aún recuerdo cuando se atrevió a desafiar la regla no escrita de la página de inicio (home page) como entrada a una web. Apostó por un diseño innovador y abrió un debate muy enriquecedor sobre la necesidad (o no) de la existencia de la clásica página de bienvenida.Tal vez la mejor manera de inaugurar un blog como éste sea echar la vista atrás un momento para recordar y agradecer todo el bagaje obtenido gracias a todas las personas que compartieron sus ideas y conocimientos por aquel entonces.
Y a partir de ahí, redefinirse.