Recuerda las promesas que hicimos junto a aquellas ruinas centenarias.Recuerda las espinas del sendero.Acuérdate, sí, de mi brazo para sacarte del atolladero.Recuerda también a tu compañero, a tu guardián, al habilidoso tahúr de ecos y palabras, a tu amante dispuesto y atrevido...No olvides el amargo dulzor de la sangre cuando abrí mis carnes para saciar tu sed.No eches en falta nada de lo que nos hacía distintos.Está bien que recuerdes a tu carcelero.Si la brisa trae tu nombre sobre estas piedras no sabré cómo explicar tu ausencia.
Obra original de:Manolo Piñero(Amarguras Inéditas: 1989/1999)