
Sentada, con su bastón, el cuerpo doblado, la cabeza enhiesta, orgullosa, con todo el orgullo que arrastró en su vida.Vivió como pudo, con dos mil espadas, como un Quijoteenfrentándose a los Molinos de Viento.Su alcurnia, sus antepasados, su historia de claseno podrían lastimar a sus hijos. Erró dos mil veces el ataquepero siempre estoica y yo, desde lejos en espacio y tiempola admiro.Sus hijos sufrieron las derrotas, pero su descendencia brilla erguidapor una luz quizás muy explicable.Recuerdo a mi madre, sentada, su cuerpo doblado, el bastón apoyando su misterio y su cabeza erguida llevando como bandera victoriosasus anhelos.Aquí estoy ahora, sentada, ni sé cómo sentada, tratando de estar erguida,mirando, imaginando a los seres que amo y pienso¡Qué triunfo el de ella! ¡Le ganó a la vida!A las batallas perdidas, al llanto que no pudo gritar, a las injusticias de su tiempo.Sus nietos van sembrando infinitos campos de ilusiones, sin espadas,con sueños, cultura, arte.Sus nietos son su cabeza erguida.***
