Revista Talentos

Recuerdos

Publicado el 23 agosto 2013 por Gogol

Cuando yo pasaba por este largo salón con piso de madera en que resonaban mis pasos, levantaba la vista y miraba a través de las ventanas. Y entonces veía allá, a lo lejos, en la torrecilla que surgía sobre el tejado, la veleta que giraba, giraba incesantemente.

Unas veces marchaba lenta, suave; otras corría desesperada, vertiginosa. Y yo siempre la miraba, sintiendo en mi interior una profunda admiración, un poco inexplicable; esa veleta giraba sin parar sobre la ciudad en que los hombres hacían tantas cosas terribles…

Esta torrecilla que he nombrado era el observatorio; en su cúpula había una hendidura que se abría y se cerraba, y por la que se asomaba, en las noches claras, un tubo misterioso y terrorífico. Todos nosotros sabíamos, nuestro padre nos lo había dicho, que tal tubo era un telescopio.

Una noche de primavera subí. Lucían pálidamente las estrellas; se destacaba, en. el cielo claro, la luna. Hacia ella dirigimos el tubo misterioso. Y entonces, en esta noche tranquila, yo sentí que por primera vez entraba en mi alma una ráfaga de honda poesía y de anhelo inefable.

Azorín

Publicado por: gogol Share

Etiquetas: Historias cortas, poesia


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Sobre el autor


Gogol 65 veces
compartido
ver su blog

El autor no ha compartido todavía su cuenta El autor no ha compartido todavía su cuenta

Revista