Es más frecuente de lo que nos imaginamos, ir entrando/cayendo en una actitud monótona. Las demandas cotidianas del día a día, el cansancio, y la pereza entre otras, va haciendo que en ciertas ocasiones parezcamos autómatas casi si percibir y/o reaccionar ante nuestro entorno. “Para mi esto es como una pequeña muerte de nuestra alma” No sabemos inicialmente porqué, pero en ciertos momentos de nuestra vida, vamos perdiendo el sentido de nuestro para qué, ese motivo que nos hace levantarnos cada día. Se nos va desvaneciendo la motivación, el tiempo parece que nos persigue hasta dejarnos sin respiración. La sensación de ansiedad, tristeza, monotonía,…se hace nuestra nueva compañera de viaje. Esto es una gran señal de que nos estamos apartando de nuestro camino, y nos cuesta adivinar por qué perdemos esa “energía vital” que anteriormente teníamos, por qué se ha volatilizado nuestra motivación, nuestra pasión, nuestra ilusión (en términos generales), dejándonos en un estado donde es difícil actuar, crear y mucho menos entusiasmarnos por algo nuevo.
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