Nunca he sido una persona nostálgica, amante del pasado. Vivo siempre que puedo el aquí y ahora. No obstante supongo que la vida propicia lo que considera tiene valor y sentido para cada uno de nosotros, incluso contradiciendo nuestras preferencias! Un buen día te envía una señal inequívoca y el pasado sale a nuestro encuentro y nos atrapa…
Reconozco que no me regodeo en mi pasado, mayormente sombrío, sobre todo cuando en mi vida mandaban las circunstancias y no yo mismo. Hoy las cosas han cambiado, pero intento no mirar atrás, demasiado. Pero, de vez en cuando, la vida me pide que me reconcilie con mi pasado y selecciona para mí alguna persona o circunstancia que reaparece para recordarme que las cosas no fueron ni son solo blancas o negras…
Ayer me reencontré con un matrimonio amigo de avanzada edad, que ocuparon un lugar privilegiado en mi vida, durante algunos años. Hacía tiempo que no nos veíamos y nos alegró vernos de nuevo. Recordamos viejos tiempos, compartimos experiencias de ahora y nos pusimos al corriente de nuestras vidas. Fue un reencuentro entrañable, de esos que demuestran que, cuando ves y vives las cosas desde el corazón, el tiempo no pasa…
Y es que el tiempo y los lugares por donde transita la vida no son más que eso, escenarios temporales y, por tanto, efímeros. Pero cuando en escasos minutos te parece que has compartido toda la vida con álguien, es porque el corazón no entiende de tiempos ni de distancias, sino de lo que te conmueven las personas y sus circunstancias. Alguien dijo que cada momento vivido es como una ventana, en la que se unen las circuntancias “físicas” y el sentimiento que éstas provocan. Seguramente para mirar hacia atrás sin miedo, uno deba separar ambas y quedarse con lo que siente dentro…
La vida es terca y se obstina en que encontremos nuestro equilibrio, sin dejan “nudos emocionales” por aclarar y que condicionan nuestros actos y decisiones en el hoy. Todo aquello que atesoramos en nuestro interior y que un día nos perturbó, son obstáculos en nuestro día a día, impidiéndonos ver y, sobre todo, sentir con claridad. Las asignaturas pendientes se amontonan… hasta que tienes el valor de mirarlas de cara y quedarte con su sentido y con lo mejor que te ofrecieron, en su día! Son solo aprendizajes, sin los cuales, no hubieras llegado nunca hasta donde estás ahora…
Hoy somos la suma de todo aquello que pasó y vivimos en nuestra vida anterior, hasta llegar al aquí y ahora! Nada debió evitarse, para que las cosas que tenían que pasar, pasaran. Sin lastres ni momentos para olvidar por miedo, la vida es vivir todo aquello que llega, sin dejar dolor por sentir ni alegría por compartir. La vida es un contínuo llenar, para luego vaciar, aprendiendo cada día. Llenar, vaciar… un ciclo interminable que da sentido a nuestra vida, viviendo lo nuevo que llega o reencontrándose con lo pasado y renovando continuamente lo sentido… y descubriendo que el amor es un hilo conductor entre el pasado vivido, el presente y, tal vez, el futuro que llegará, en su día!
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