Me duermo sin ganas, sonrío llorando, te añoro en silencio, me siento vacío, la energía se desvanece en contacto con mi piel, desganado, desmotivado y falto de esa vitalidad que recuerdas.
El frio de invierno ha sido sustituido por un calor sorprendente, sorprendente para esta época del año y sorprendente para mis pocas ganas de disfrutar de una brisa veraniega.
Recuerdo que estos días de sombra alargadas y noche corta, me infundían unas ganas locas de saltar y gritar al mundo, hoy me generan una pereza vaga.