Reflejos

Publicado el 21 mayo 2013 por Alicia

Nací y crecí en una época en la que la información no tenía cara. La radio nos daba las noticias y nos narraba acontecimientos sin apoyos visuales, dejando a nuestra imaginación construir alrededor de las palabras los escenarios en los que se movían los referidos personajes. Ya desde pequeños nos acostumbramos a escuchar los cuentos a través de la radio y nos familiarizamos con el proceso por el cual una serie de vocablos adquirían en nuestra mente una dimensión comparable a la de las películas de hoy en día. Las radionovelas iban incluso más allá, permitiendo que los oyentes tuvieran tiempo de interactuar con los contenidos durante las pausas que mediaban entre una entrega y la siguiente, añadiendo así el acceso de la narración a la vida cotidiana de las gentes.La radio sigue siendo un medio de comunicación eficaz y maravillosamente evocador. Por ello, cada noche antes de dormir, dejo que la voz de la sociedad me llegue a través de ella. Programas como Hablar Por Hablar constituyen un espontáneo documento del tipo de vida que llevamos. Hasta hace bien poco, los participantes en el programa referían problemas como: me dejó mi novia; el inquilino no me paga el alquiler; mi marido tiene una amante; la bruja de mi suegra me tiene celos ... problemas universales surgidos de la comodidad de no tener que preocuparse por la supervivencia. Desgraciadamente, desde hace un año, las llamadas son cada vez más angustiosas: desfiles de personas comiendo gracias a Cáritas; okupas en edificios abandonados; ancianos desahuciados por ser fiadores la hipoteca de alguno de sus hijos; gente que se alimenta de los deshechos de los supermercados; vecinos que no pueden pagar el recibo de la luz; frío y soledad; desesperación...El mundo se ha vuelto un lugar hostil. Ya no tenemos el huertito familiar donde plantar unas cuantas papas y recoger unos limones. El asfalto lo cubre todo y los billetes se esconden en las carteras de unos cuantos que nos vigilan para llevarse todo lo que nos queda y dejarnos literalmente sin blanca.Sí, definitivamente ¡se apagaron las luces del mundo! Lo confirma la radio. ¡Ojalá mañana empecemos a llamar de nuevo para comentar que nos duele el talón o que nuestro perro ladra en inglés!