Para poder ofrecer una respuesta educativa de calidad a nuestros niños y jóvenes de altas capacidades, primero debemos ser capaces de identificarlos. Es necesario que contemos con un sistema de evaluación de calidad, que nos permita detectar al máximo número posible, sin discriminar, ni ignorar a nadie. Por ello, me ha parecido oportuno aportar algunas cuestiones sobre las que deberíamos reflexionar, y que en mi opinión padres, profesores, y profesionales de la educación deben tener muy en cuenta:
1. Puntuaciones elevadas en "screenings" colectivos, pueden ser un indicativo de altas capacidades, sin embargo, no ser identificados en este tipo de pruebas, no elimina la posibilidad de que el alumno posea altas capacidades (por desgracia en estas pruebas colectivas perdemos a muchos talentos y alumnos de altas capacidades, a los que podemos recuperar mediante nominaciones de padres y profesores, para que accedan a una evaluación individualizada).
2. Obtener puntuaciones elevadas en tests individuales de inteligencia (CI por encima de 130) es indicativo de altas capacidades. No obstante, obtener puntuaciones en los test de inteligencia por debajo de los puntos de corte, establecidos por algunos organismos públicos o privados (CI por debajo de 130) NO descarta la posibilidad de que el alumno posea altas capacidades o talentos.
3. Los tests de inteligencia nos ayudan a identificar alumnos con altas capacidades, pero no deben NUNCA ser la única herramienta utilizada con dicha finalidad. Lo ideal, es contar con información sobre al menos cuatro bloques principales que nos ayuden a valorar mejor al alumno (no tienen que cumplirse los cuatro):
- Capacidad Intelectual (percentiles 95 o por encima en test cognitivos).
- Rendimiento (percentiles 95 o por encima en pruebas o test estandarizados de rendimiento académico).
- Historia/Características/Comportamiento (observaciones de comportamientos avanzados o superiores así como elevada motivación y creatividad (medida a través de escalas, cuestionarios, inventarios o test).
- Muestra de su capacidad (por ejemplo: material recogido en porfolios que muestren un nivel avanzado en sus producciones, concursos, campeonatos, etc).
4. SIEMPRE contemplar la posibilidad de una doble excepcionalidad, en cuyo caso las altas capacidades podrían estarse viendo enmascaradas por alguna dificultad asociada (dislexia, TDAH, TDA, Asperger, déficits visuales, etc...) o viceversa, las altas capacidades no dejan ver una problemática de fondo.
5. De igual forma que contemplamos la doble excepcionalidad, debemos tener cuidado con los diagnósticos equivocados. Un correcto diagnóstico no es algo simple, en el caso por ejemplo de TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad), el diagnóstico se basa en las características y comportamiento del alumno, información que se recopila de padres, profesores, y de observaciones directas. El problema es que las características del TDAH, pueden ser fácilmente confundidas con las "sobreexcitabilidades" psicológicas observadas en muchos niños y jóvenes de altas capacidades. Es fundamental que padres, profesores y orientadores (estos deben informar y formar a los padres y profesores) trabajen en equipo, para diferenciar bien el tipo de conducta observada en el alumno.
6. Población de riesgo. Existen alumnos que cuentan con menores posibilidades de ser identificados si no se tienen en cuentan sus circunstancias particulares socioeconómicas, culturales, lingüísticas, etc.
7. Las "Sobreexcitabilidades" o "supersensibilidades" de Dąbrowski * podrían servirnos como identificadores de altas capacidades.
* Breve descripción sobre el concepto de Sobreexcitabilidad de Dabroski.