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Es común en los políticos, de izquierda y derecha, que reboten las culpas a cuanto actor pueda o se vea obligado a asumirla, es como un sistema de defensa con lo cual el político evita afectar su imagen ante su electorado o como nos gusta en los gobiernos populistas: ante su pueblo.Desde que Chávez prometió villas y castillos a los venezolanos siempre se esmeró en dejarnos claro que todos los males que azotaban a Venezuela provenían de la cuarta republica, aquel emporio adeco-copeyano que muchos extrañan hoy día. Desde entonces nos creímos aquello y siempre decíamos que todo lo que pasaba en Venezuela fue culpa del pasado hasta que el gobierno empezó a delegar la culpa en el imperio, el clásico enemigo de los nuevos dueños de Venezuela: Cuba.Desde el poder se nos hizo costumbre y los venezolanos hicimos deporte eso de culpar a los demás de las cosas que suceden, en todo ámbito si podemos sacudirnos la culpa lo hacemos con la facilidad del que evita incomodarse ante una situación difícil. Aunque cada vez sean más los que dejan de creer en el gobierno, nos pasa como nada que sigan repartiendo culpas a diestra y siniestra: La guerra económica es culpa de la derecha apátrida, los problemas de la electricidad es saboteo de la derecha apátrida, la violencia es culpa de la derecha apátrida, la inseguridad es saboteo del imperio y del paramilitarismo colombiano, que Maduro no vea que estamos descendiendo por un barranco y en cambio somos víctima de un ensañamiento global es culpa de la derecha apátrida, del imperio, de Uribe, de Jaime Bayly, del profeta de América, de JJ Rondón, del rey de España, de Sebastián Piñera, del capitalismo salvaje, de Obama, de la trilogía del mal, de la corrupción que solo se encuentra en los actores políticos de oposición, de los juegos de videos, de Laureano Márquez, de Emilio Lovera, de Dólar Today y ahora de Guillermo Dávila. Indigna que el gobierno no asuma la caída vertiginosa de la economía, que la inseguridad domina las calles, que los derechos civiles de los venezolanos están limitados hasta donde el gobierno nos deje, que nos quedemos sin luz y la vida sigue con aparente normalidad. Los militares entran en esta ecuación, porque miran para otro lado y son cómplices en la mayoría de las situaciones donde el país salió perdiendo.La culpa de una crisis total en un país que hasta perdió la soberanía, radica en todos sus actores. Primero en los políticos, los que ostentan el poder y lo vienen haciendo en los últimos 15 años. El poder siempre abre la puerta a la corrupción con la que el oficialismo ha construido fortunas digna de Forbes. Pero también hay culpables en los políticos de oposición, los que se dejan comprar, los que ceden ante presiones y los que se venden por los verdes. Los militares ni hablar, tienen los mejores sueldos del sector publico además son los que han convertido a Venezuela en la primera autopista de la droga del mundo. Finalmente los ciudadanos, a los venezolanos nos recuerdan o nos recordaban como un pueblo libertario pero lamentablemente nos convertimos en un pueblo sumiso ya sea por miedo, por comodidad, por ignorancia, y en muchos casos obviamente por corrupción. Y así como país vamos repartiendo culpas, a lo mejor empezamos a cambiar los créditos y tal vez tengamos que cambiar el himno y cerrarlo con: Seguid el ejemplo que Ucrania dio.
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