«No hay mal que dure cien años, ni gente que los aguante» decía mi abuela y es que no hay nada mas cierto que este popular dicho.
Tener unos días de vacaciones te ayuda, te relajas, puedes ir de viaje o atender pendientes personales, tramites, etcétera y enfocarte en otras cosas o en no hacer nada, pero desconectarte definitivamente de tu trabajo es necesario para poder disfrutar de estos días.
Y han pasado uno, dos, tres, cinco o seis días y comienzas a sentirte como león enjaulado. Es normal.
Cuando estamos acostumbrados a cierta rutina y ritmo de vida, el letargo, la inactividad o simplemente dejar de hacer lo que haces de manera cotidiana, después de unos días te pone de malas y ya estas deseando regresar a la rutina.
Eso mas o menos me pasa a mí. Disfruto al 100% mis días de vacaciones, pero luego de que han pasado mas de cinco días, comienzo a sentirme inquieto y quiero regresar a la “aldea” y retomar la actividad.
¿Será la edad o ya estoy loco?
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Fotos: Maaark | StartupStockPhotos