Regreso a la realidad

Publicado el 14 mayo 2012 por House

Cuando te das de bruces contra la realidad, cuando golpeas el rostro sobre la arista más afilada de la vida, cuando te das cuenta de que el mundo, aunque gire cada día, ya no volverá a ser cómo era, cuando observas que por cualquier lado, su espíritu sigue reinando, cuando no puedes dormir porque los recuerdos se adueñan de tu entorno, cuando intentas agarrarte al clavo de la ilusión absurda pensando que todo volvera a ser cómo era, cuando piensas en el ayer, cuando quieres que hoy se pulverice y mañana tenga el aroma de ayer... cuando ves que todo esto es un espejismo porque nada volverá a ser cómo antes, a mi sólo se me ocurren dos cosas: contemplar cómo descansa la persona que amas, y gritar que esta vida es una mierda (con perdón).
Esta es la sensación que te queda cuando percibes la realidad en primera persona, en directo, sin que nadie te cuente milongas varias  aderezadas con los caldos de las tonterías. La realidad es la que es. Resulta complicado asumirla. Cuesta mucho, muchísimo. Es duro, muy duro, revolver en los recuerdos y en las imágenes pérdidas que flotan en el ambiente sin rumbo ni control lógico. Es un desnivel muy arduo, muy difícil, muy empinado. Pero es más liviano si a tu lado camina alguien que te ayuda a sujetar el cayado. Sin esta ayuda, todo, absolutamente todo, se habría resquebrajado ya. 
He vuelto. Pero hay que regresar pronto y compartir con ella el tiempo que se pueda porque, queramos admitirlo o no, éste pasa velozmente, y no puede detenerse aquello que ya pasó. De momento está aquí. En un mundo que no logro entender ni comprender. Miles de interrogantes se agolpan en la mente en medio de un caos y desconcierto absoluto, máxime cuando hasta ahora te contaban otras películas totalmente irreales y de ciencia ficción. 
Se equivocaron. Fallaron estrepitosamente en su modus operandi. Seguro que pensaron que es la mejor decisión, pero erraron. Todos formamos parte del mismo bloque, y la información debe ser igual para todos. La distancia es pura anécdota. Una escusa pueril que no sirve de nada ni para nada. Al fin y al cabo, la información y la realidad no tiene limites y acaba apreciándose a pesar de la distancia. 
En cualquier caso, ya pasó la época de las tonterías edulcoradas y flambeadas en el fuego de los argumentos banales. Eso ya no sirve. Serán una fuente de información más, pero nunca la prioritaria. Ahora beberé de otros manantiales. Ni mejores ni peores, sí más directos. 
En una situación así no podemos permitirnos el lujo de perder tiempo de forma miserable. La situación es suficientemente crítica como para andarse con boberías de tres al cuarto. 
Regresaré pronto. Regresaremos lo antes que podamos. Estos tragos hay que beberlos acompañado. Son más llevaderos. Nunca más livianos porque cuando la vida te muestra sus fauces no hay hueco para las banalidades. 
Es el momento. No podemos permitirnos el lujo de perder el tiempo. Menos aún de estar mal informados. Tengo la sensación de que el tiempo cada vez será menor. Así lo percibo, y espero equivocarme, pero algo me hace presentir que el camino no esta desacertado. 
Nadie responderá. Lo sé. Nadie me sacará del interrogante, pero, ¿hasta cuando seguiremos con las argollas al cuello y con las cadenas en los pies?