—¿Sabes? He blanqueado dinero.
—¿Qué has dicho?
—Sí. Lavé el pantalón y en un bolsillo, por descuido, quedaron varios billetes de 20 euros.
—¿No están deteriorados, no los rechazarán?
—¡Qué va! Si ya los he lavado otras veces.
—¡Ay, madre! Peor todavía... Eso es reincidencia.