Empezaremos por el relato de la MaLquEridA.
Acompañaré cada una de ellas con la música que me fuisteis dejando aquí en los comentarios.
Gracias, Malque. Todo un lujo para mí, contar contigo.
Llegaron a casa con velices colmados de incógnitas. La casa de la abuela consume los días en sutil silencio. Pajarillos quietos, gatos dormidos. Personas de puntillas caminando sobre la alfombra raída por los pasos presurosos de niños latosos de antaño. Silencio confinado entre cuatro paredes.
Las noticias hablan de muertos gritando espanto. Solitarios mueren murmurando algún nombre. Dios tiene mucho trabajo estos días. No sabe para dónde mirar o quizás se ha pasado al lado malo donde es más sencillo captar almas.
Psicópatas de encierro fulminados por pensamientos oscuros dañando a la gente que más amaba. Cómo alguien mata a quien tanto amó. Cómo se tiene valor para violar la inocencia y encerrarse después en una burbuja silente, grosera. Quien masacra a un inocente debe ser quemado en aceite hirviendo y ni así pagan el delito de horror indecible.
La gente triste asomada tras la ventana participa en un concurso de sonrisas vecinas, asaltando los rostros enjutos poco antes de asomarse a la locura en que se convirtió el mundo apacible, hermoso, agonizante.
Nadie habla. nadie tose, nadie choca la mirada con nadie.
Evitando tocar lo mínimo posible los bultos saliendo de un claroscuro inclemente. Toca sol en esta época de orates. La carne derritiéndose en sudor, mojando la ropa vergonzosamente de un mirar insolente. Lluvia gris, sucia, gotas amargas convertidas en soldaditos taimados cayendo sobre el concreto hirviente.
Soldaditos de agua dan ligero alivio a la cuarentena interminable, pospuesta más y más y más días. La paciencia se acaba, los enojos brotan en tropel adueñándose de los rostros confinados. El tedio caluroso está acabando con todo el buen humor. No hay risas, no hay felicidad.
Recuerdos recientes mueren de súbito dando paso a los dolientes de la armonía familiar. La tierra silenciosa entró en trance avisando que no hay más oportunidades. Silencio preocupado. Los mares recobraron su azul esplendoroso.
Los viejos mueren. Se ha llegado a la disyuntiva de salvar un joven impertinente o un viejo con sabia experiencia. Silentes los médicos se miran sin ver. ¿Verdugos blancos o ángeles de la extinción?La vida en un volado se va.
El sonido de la moneda al chocar en el piso ha dado su respuesta.
¿Dónde están los ladrones?
Simon &Garfunkel, The Sound of silence.
Gracias Dyhego.