El Descubrimiento
Soplaba muy débil el viento solar y las tres naves apenas avanzaban. La chispa de la rebelión se asomaba a los ojos de los hombres de la tripulación por momentos. El plazo acababa hoy: si en tres días no había aparecido el planeta en el plano frontal del espacio, regresarían.
El Almirante Noloc había consultado los viejos mapas estelares. Si los antiguos sognikivs no se equivocaban hoy debería aparecer el esperado planeta. Noznip se sentó a su lado preocupado:
- Noloc, volvamos…
- No, espera un poco más.
Es ese momento el vigía del radiotelescopio de la nave capitana radió a todas las naves la buena nueva:
- “Planeta habitable y poblado a 3.72 años luz, en coordenadas 1,3 Polar; 4,5 Cisne; 3,5 Alfa-Centauro. Llegaremos a él en treinta horas aproximadamente.
Centenares de pequeños planeadores indígenas volaron a recibirles. Noloc descendió la rampa desde la giganesca nave solar. Con una rodilla en tierra proclamó: - “Tomo posesión de este planeta en nombre de nuestros grandes reyes Odnanref y Libasi y traigo para vosotros la amistad de los más grandes emperadores del Universo.
Yo vengo a enseñaros la grandeza de la Religión Científica y la sabiduría de nuestro Dios, La Ciencia.”