Relatos. Mare Nostrum.

Publicado el 23 octubre 2012 por Cspeinado @CSPeinado
El día decae con estrépito. Larga jornada de verano cuajada de la brisa salobre y húmeda de un mar revuelto en el brío de los días iniciales del Estío. El sol, cansado de soltarse sobre la tierra calcinada de la que es monarca y soberano supremo sin lugar a dudas desciende sobre la difusa línea del horizonte mientras miriadas de gaviotas saludan al ocaso con la misma fuerza que las miles de olas se rompen contra las escuetas rocas que, interpérritas, desde hace miles de años, cumplen su función rompiéndolas y acusando un leve y continuo desgaste contra la ira de Neptuno. Día largo, eterno casi en que el calor sofocante de la orilla choca en increible contraste con el frío húmedo y trascendental de un mar cuajado de trascendental y silencioso misticismo. La vida que se debate entre el frío agua y la cálida tierra. Día cuajado de sensaciones, tan ávidas y fuertes cómo las rachas de un viento que apenas había comenzado a amainar cuando, tomando las chanclas en la mano, decidió encastrarse el sombrero de paja y volver al Hotel, sin poder terminar de enjugarse las lágrimas.
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