La velocidad del tiempo,
ese tiempo,
la velocidad de su “no” vida,
su “no” muerte,
su fugaz paso, tantos rostros,
tantas manos, las palabras se amontonan,
las hojas, en brillante blanco se visten,
los ojos enrojecen, la debilidad lo asquea,
lo precario de los cuerpos, lo aflige.
Sabe que esto, es la mejor y más cruel
broma de todos los tiempos,
desafiando a quien reirá al final,
desencajada carcajada,
mientras mira al cielo.
Ya no ríe, solo se mueve,
no fue niño, pues no hay pasado,
no fue viejo, pues destrozo su futuro.
Y hoy está aquí,
como la lluvia, va, viene,
amado, odiado, ignorado,
el tiempo lo borrara por completo
él lo sabía, y, aún así,
ríe.
http://poesiasoscuras.blogspot.com/
E.I.
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