Volvemos a las andadas con la fotografía.
En esta ocasión, os voy a contar la historia (o algo así) de mi segunda cámara.
Tras unos años con mi querida Werlissa, decidí que era hora de cambiar, de mejorar para poder seguir aprendiendo cosas nuevas e interesantes.
Así que, tras ahorrar lo que me fue posible, me decidí a mirar una nueva cámara. Como era muy pequeña e inexperta como para comprar una réflex, me decidí por una compacta digital.
Mi elegida fue una Olympus SZ-14, de la que os dejo el link a Amazon.
La verdad es que fue una muy buena adquisición.
A día de hoy aún la conservo y funciona (no como la werlissa), y me la llevo diariamente conmigo para cosas menores como una foto repentina, así no tengo que andar todo el día con la otra cámara a cuestas.
Con mi "pequeño bebé", como yo la llamo, he aprendido muchísimas cosas que nunca pensé que fuera capaz de hacer, y también me ha enseñado a ver el mundo de otra manera, a buscar el punto perfecto.