¡Salve oh grandioso Éxito! Te ofrezco en sacrificio mi vida.
¿Qué significa ser un ganador? ¿Qué es triunfar? ¿Qué es el éxito? Lo que usted quiera porque el éxito es una realidad socialmente construida. Eso significa que el éxito
no existe como tal en la naturaleza sino que las diversas sociedades humanas más o menos nos ponemos de acuerdo en lo que el éxito significa.
Y algunos votamos más que otros. ¿Me escucha señora Nike?
Es evidente que el éxito no es una categoría absoluta. Ni siquiera como realidad social podemos señalar que tal cosa o tal acción es el éxito. En vez de eso hablamos de eso como un calificativo a la ejecución de un determinado proyecto, a la obtención de un objetivo que se tiene por deseable o a la calificación del estatus de una persona: el triunfador
.
Por tanto el éxito es bueno si el objetivo es bueno, y malo si el objetivo es malo. Pongamos que quiero esclavizar a la humanidad. ¿Será bueno que tenga éxito?
El Éxito Absoluto
A pesar de todo muchas veces hablamos del éxito como una categoría absoluta acompañados de ídolos en forma de casona con jardín, piscina, premio, aplauso y cochazo. Supongo que esto es así porque hemos ído creando un estatus del éxito. En nuestras socidades cada vez más republicanas el estatus de éxito
nos permite mirar por encima del hombro, saber cuál es nuestro sitio
y con quién nos podemos comparar.
Todo eso nos da una guía, una seguridad en medio de un mundo en el que nada parece fijo. Se nos hace difícil encontrar nuestra valía en nosotros mismos hasta el punto de que creemos necesitar ser mejores que alguien. ¿Y cómo estar seguros de ser mejores que alguien? Compararnos en aquello que la mayoría quiere y que reflejan los medios de comunicación.
Así, por arte del mago Borreguilio, lo que no es más que un consenso vaporoso se convierte en dogma de nuestros propios idolos.
¡Salve oh grandioso Éxito!
Te ofrezco en sacrificio mi vida.
Escribiré lo que quieras que escriba.
Bailaré la música que gustes.
Dejaré mis sueños para mañana.
Temeré hablar con mi propia voz.
Solo con la tuya hablaré.
Poderoso Señor
Hago para que hagas
Doy para que des.
Ídolo: patada en el culo y a trabajar
¿Pues sabéis qué? Que estoy harto de servir a ese ídolo. La de proyectos que no habrán nacido por su culpa, la de cosas que he dejado de hacer porque no serían populares
, la de veces que he estado mirando de reojo al de al lado para ver si copiando esta vez me aprobaban en la asignatura de vivir.
Mirad el éxito está bien si es el sitio a dónde quiero llegar. ¿De qué me vale ir muy lejos por el camino del norte si yo quiero ir al sur? ¿O si solo quiero explorar hasta el último mar, qué gano sacrificando todo para ir siempre al norte? No, el éxito debe ser un estímulo para ir a dónde quiero ir; debe dejar de ser mi ídolo, mi diosecillo para convertirse en mi sirviente.
Querido éxito, falso ídolo, aquí tienes una patada en el culo: ahora, ponte a trabajar.
No intentes tener éxito, sino ser útil.
— Albert Einstein