Revista Diario

Rescoldos ii/ carros de fuego

Publicado el 13 junio 2015 por Evamric2012

Recuerdo que nevaba, y que la chimenea crepitaba y hacía chasquear las ramas, que aún verdecidas, se resistían a quemarse entre los leños más gruesos.

Recuerdo las mantas rojas y aquellas a cuadros, y sobre todo aquel patchwork de mamá Raquel, y mi piel brillando al compás de las esquirlas que acariciabas y pretendías lograr sanar un día.

Recuerdo aquella casa en la montaña, aquel lago donde íbamos a patinar y en el que todavía alcanzaba a levantarme, caída tras caída, entre sonrisas y el calor de tus brazos.

Recuerdo cuando soñábamos con tener un hijo, cuando te amaba tanto que la nieve era un río de primaveras y tú el horizonte de cualquier espejismo tatuado de esperanzas.

Recuerdo que el tinte de la locura tiñó mi sonrisa con una mueca, recuerdo todo el daño, y también lo felices que fuimos a retazos.

Recuerdo todas y cada una de las plumas que ardieron en aquella chimenea.

Recuerdo que la valentía no sólo consiste en alcanzar hazañas que serán dignas de leerse en los libros de historia, ni de caballerías, porque ni tú fuiste Don Quijote ni yo, una Dulcinea cualquiera, y que las únicas que cuentan son esas historias que jamás narraremos.

Recuerdo que un día me desprendí de ti como se desprende uno de las cosas viejas y de las maderas que por sus astillas aún quemadas aún son capaces de herirnos.

Recuerdo que jamás pensé que sería capaz de extirparte de mí como lo hice y sin cirugía.

Recuerdo que llegó un día así sin más, sin pedirlo siquiera.

Y que, por fin logré ver el parqué del que tanto le hablé a mi loquera durante más de 9 años.

Y recuerdo que después aún soñé con ser capaz de bailar un vals con cualquiera, y hasta sin sentir ni lástima, bajo un suspiro de estrellas, tras una desilusión compartida, y hasta un tango arrabalero a la luz de la luna en el Sena, si es que soy capaz de bailar con quien sea..

Recuerdo que cuando recordaba todo era más fácil, hasta el olvido, como recuerdo también cuando hasta soñar era un latido alcanzable que hacía sonreír al corazón.

Sí, hasta el recuerdo del olvido lo era, y lo hacía todo más fácil. Mucho más fácil.

Lo bueno es que hasta el perdón va y existe, y el resto se quemó en la poca mediocridad en la que seguiríamos patinando, y yo, ya va, y me abrazo en otras peteneras que sigo componiendo.

Mientras te quede hielo para patinar.

Patinemos en besos y labios, que el fuego, con toda su luz, ya se ocupará de quemarnos los restos.

Hoy luce, un año nuevo.... en este casi verano, en el que el invierno en ese otro hemisferio cerebral, ya va yendo e irá sembrando y componiendo, y sin querer, mil renacidas primaveras.

RESCOLDOS II/  CARROS DE FUEGO


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