Reseña de “kilómetro cero”, de dulce merce.

Hola, amigos tormenteros.

Hoy os traigo la reseña de la novela "Kilómetro Cero", de la escritora madrileña Dulce Merce, a quien conocí en Facebook con motivo de la edición 2018 del concurso literario Amazon de escritores independientes, ya que ambas nos presentábamos. Empezamos a hablar y descubrí la gran calidad humana de esta autora afincada en Madrid. Su peso literario en el panorama indie actual lo acabo de descubrir con KILÓMETRO CERO.

Comienza esta historia con una breve conversación por Whatsapp entre una pareja el día de Reyes. Daniel es un joven taxista y Julia, su chica. Ella discute porque se siente sola y no entiende por qué él tiene que trabajar esa fecha tan señalada. Y, como suele suceder cuando se discute por el móvil, la joven, disgustada, se desconecta. "Cojonudo", piensa Daniel, nuestro taxista...

Así, con ese breve diálogo, comienza la novela.
Y de ese modo, poco a poco, en primera persona y de la mano de Daniel, empieza la autora a meternos en esta trama sencilla, agridulce y de un romanticismo apto para ambos géneros. Nada almibarada, nada rosa sino cotidiana, sutil y emotiva, KILÓMETRO CERO no solo resulta ser la historia de un chico enamorado de su novia y de una chica que tiene dudas en cuanto a su relación, sino la de Madrid, sus calles y sus gentes. Latidos de mil corazones que, a diario cogen un taxi y se confiesan ante un desconocido.
Gracias a Daniel y su taxi, al que cogemos cariño y hasta personificamos -el modo de narrar de Merce hace que nos montemos literalmente en el vehículo y se convierta en un personaje más de la narración-, la autora nos enseña Madrid y nos muestra el corazón de la ciudad, sobre todo el nocturno, ya que Daniel, nuestro taxista enamorado y dubitativo, trabaja de noche. A través de sus dudas sobre si su relación con Julia ha llegado a su fin (no voy a hacer spoiler de la obra porque deseo que la leáis y la disfrutéis tanto como yo lo hice), la autora nos introduce en la cabeza de un hombre enamorado y hace que luchemos junto a él, que pasemos miedo, que nos impliquemos en la historia, que deseemos que haya un final feliz.

No estamos ante una obra romántica al uso, sino ante una historia de amor, que no es lo mismo...Y como todas las historias de amor, en este caso y dado lo familiar que la autora hace que nos resulte, los lectores necesitamos que esto no se acabe, que todo se solucione, que los protagonistas coman perdices y sean felices... Dulce Merce, logra con su sencillez narrativa que lleguemos a creer que los finales pueden ser finales felices. Pero... ¿lo será? Insisto, leedla. Me dejé llevar, literalmente, por ese modo de conducirnos (guiño a nuestro taxista), despacio, con tranquilidad y acabé reflexionando como Merce sobre lo cotidiano del amor, los problemas a los que una pareja se enfrenta, los miedos e inseguridades del ser humano, la falta de comunicación quizás, lo diferentes que somos hombres y mujeres a la hora de hablar de nuestros sentimientos...
Además, gracias al juego que da la profesión de Daniel, la autora puede adentrarse en más vidas, más historias y más sentimientos: los de aquellas personas que montan en un taxi, que charlan con el taxista que los lleva, que cuentan a un extraño lo que les preocupa, que le miran como a un igual o que le ignoran y ven como mero transporte y nada más...
Quiero hacer especial referencia a la narrativa de la autora y al uso sencillo y coloquial del lenguaje, con el empleo de términos y vocablos de uso común en la actualidad. La obra está escrita en primera persona con las voces narrativas de Daniel y de Julia, una pareja sencilla que no puede usar un lenguaje "de narrador" en sus reflexiones y diálogos. Siempre he mantenido que en literatura, menos es más y que la sencillez no es sinónimo de menor calidad literaria ni que la adjetivación lo es de mayor calidad. Dulce Merce es una autora experimentada y eso se nota, pues no cae en errores propios de un escritor que empieza. Y lo vemos porque, a través de un taxista y su chica, usa a la perfección ese lenguaje coloquial que enriquece la narración y la eleva al punto de lograr esa inmersión plena en la historia. Con diálogos sencillísimos, monólogos maravillosos y pensamientos intercalados en la obra donde deben estar, consigue llevar al lector a ser Daniel o a ser Julia.
Porque Julia, el contrapunto de Daniel, la otra parte de la trama y tan importante como la de nuestro taxista, es la otra cara de la moneda del amor. HOMBRES y MUJERES, tan distintos, tan iguales...

Y así, cuando Dulce Merce nos muestra el pensamiento de Julia respecto a su relación con Daniel, lo entendemos todo. La historia se hace redonda y el rompecabezas se concluye.
Especial mención a los personajes secundarios, que son escasos, pero que acaban de armar la trama con el punto de luz necesario para que los dos protagonistas tomen las decisiones que están llamados a tomar.
Y, finalmente, señalar que la sencillez de la obra ya se vislumbra en su portada, que contiene todo lo que esta es por dentro. Una imagen cotidiana de Madrid, un lugar emblemático, la foto necesaria para cualquier turista que visite nuestra ciudad. Ese KILÓMETRO CERO que os invito a leer.

Y... un secreto... no lo digáis a nadie... Lloré con esta preciosa historia...
Gracias a Dulce Merce, por tan estupendo trabajo literario.

Bajo estas líneas os dejo los enlaces a AMAZON para que adquiráis la KILÓMETRO CERO y, si os animáis, las demás obras de la autora.

Kilómetro cero
http://rxe.me/0WZHHI

Serie A dos
http://rxe.me/VPDY3X