SINOPSISEl tiempo pierde su aparente linealidad y los contornos de la razón se vuelven difusos, casi indistinguibles, cuando un trompetista de jazz —armado con un instrumento lovecraftiano que, quizás, en una vida pasada, fue el que le arrancó la cabeza a la flauta de Hamelin— encuentra unas polaroids en las que una curia alza cabezas humanas en sacrificio a lo que parece un hombre-árbol. Los dientes picados de un niño que vive en el monte, una traductora que si fuese prudente daría media vuelta, un inquietante teatro de pollos y la estela de un excéntrico botánico alemán relacionado con los nazis componen las pistas hacia el terrible descubrimiento de un doble fondo en la realidad consensuada, donde voluntades cósmicas, plagadas de intenciones que parecen estar muy lejos de todo lo humano, encuentran en las plantas un medio propicio para su manifestación.http://jekyllandjill.com/shop/la-coronacion-las-plantas/
OPINIÓN«El abismo: una separación entre dos mundos o estados, una barrera ilusoria, una grieta que disociaba al macrocosmos del microcosmos.»Una ensoñación o tal vez una realidad trasnochada, un giro incierto en la línea del destino que nos introduce en un mundo extraño, pervertido por la vegetación. El eterno retorno en piel de otros. «Me dormí observando la foto Polaroid, la única en donde aparecían personas: una mujer adulta, de rasgos duros, y una jovencita que entrecerraba los ojos a causa del sol, ambas posando en el porche de la casa. La sombra del fotógrafo, larga y vagamente definida, se proyectaba sobre el suelo y los escalones.»
Isabel del Río
Diciembre 2017