(The Shining)
de Stephen King
REDRUM. Esa era la palabra que Danny había visto. Y aunque no sabía leer, entendió que era un mensaje de horror el que se había reflejado en aquel espejo. Danny tenía cinco años, y a los cinco años pocos niños saben leer, pocos niños saben que los espejos invierten las imágenes y pocos niños, casi ninguno, saben diferenciar la realidad de sus fantasías. Aunque, claro, Danny tenía pruebas de que sus fantasías, aquellas fantasías relacionadas con "el resplandor", acababan cumpliéndose. REDRUM-MURDER. Y el palo ensangrentado.
Esta va a ser una reseña extraña. No había leído El resplandor hasta estas navidades (lo sé: pecado), y leí Doctor Sueño un mes después. Por lo tanto, he decidido hacer dos reseñas cortas en una misma entrada.
En esta novela Stephen King nos presenta a tres personajes principales: Jack Torrance, su mujer y su hijo Danny. Este último es sin duda quien más me ha gustado, y tiene un extraño don, el resplandor, que le permite ver cosas que nadie (o casi nadie) más puede. Cuando Jack tiene que ir con su familia a trabajar al recóndito hotel Overlook durante todo el invierno y la familia queda allí atrapada, el pequeño Danny descubre que el lugar oculta muchos más secretos de lo que parece.
Los personajes me han encantado. Stephen King siempre se ha caracterizado por hacer personajes reales como la vida misma, con sus virtudes y sus miserias, y El resplandor no es una excepción. Son tres los personajes principales de esta novela, y el autor hace un trabajo magistral con ellos. Incluso consigue que el lector empatice con Jack, un personaje que puede resultar muy fácil de odiar aunque realmente no es más que una víctima de sí mismo y de la situación.
¿Mi única pega? Jamás lograré comprender por qué en la traducción llaman «esplendor» al resplandor. Sí, sé que la primera edición traducida se llamó Insólito esplendor, pero creo que treinta años son más que suficientes como para cambiarlo.
(Doctor Sleep)
de Stephen King
Ahora Danny Torrance, aquel niño aterrorizado del Hotel Overlook, es un adulto alcohólico atormentado por los fantasmas de su infancia. Un día se siente atraído por una ciudad de New Hampshire, donde encontrará trabajo en una residencia de ancianos y donde se apuntará a las reuniones de Alcohólicos Anónimos. En ese lugar le llega la visión de Abra Stone, una niña que necesita su ayuda. La persigue una tribu de seres paranormales que vive del resplandor de los niños especiales. Parecen personas mayores y totalmente normales que viajan por el país en sus autocaravanas, pero su misión es capturar, torturar y consumir a estos niños. Se alimentan de ellos para vivir y el resplandor de Abra tiene tanta fuerza que les podría mantener vivos durante mucho tiempo.
Si antes hablaba del mayor mérito de El resplandor, creo que sería justo decir que el mayor mérito de Doctor Sueño es que no decepciona. Y eso, después de una primera parte casi brillante, es decir mucho.
Puede que esta segunda parte no logre sorprender tanto como la primera, pero eso no significa que no lo haga. El autor ha esperado treinta y cinco años para escribir esta novela por una buena razón, y eso significa que no cae en las trampas habituales de las segundas partes. Esta no es una segunda parte innecesaria: es una novela prácticamente independiente que continúa con la historia de Danny treinta y cinco años después.
El desarrollo de los personajes resulta nuevamente brillante. Aunque Danny ha cambiado mucho desde la primera novela, también durante esta historia tiene lugar en él una evolución más que notable. Pero la mayor sorpresa es sin duda alguna la de Abra, un personaje tan carismático que consigue que no eches de menos en ningún momento al Danny de El resplandor.
No quiero alargarme más, así que tan solo diré que Doctor Sueño es una más que digna continuación de su predecesora, no tan rompedora, pero sí mejor escrita y capaz de escapar fácilmente de su alargada sombra.