La cazavampiros Elena Deveraux despierta después de pasar un año en coma y descubre que ha cambiado —es un ángel con alas del color de la medianoche y del amanecer— pero su frágil cuerpo necesita tiempo para sanar antes de poder luchar. Su amante, el impresionante y peligroso arcángel Raphael, está acostumbrado a tener el control, incluso cuando se refiere a la mujer a la que considera suya. Pero a Elena nunca le ha gustado demasiado que le den órdenes…
Apenas han empezado a entenderse cuando Rapahel recibe una invitación para un baile celebrado por el arcángel Lijuan. Negarse sería un letal signo de debilidad, de modo que Raphael debe preparar a Elena para el vuelo a Pequín… y para la pesadilla que les aguarda allí. Antigua y sin conciencia, Lijuan posee un poder que radica en la muerte. Y ha organizado el recibimiento más perfecto y atroz para Elena…
En esta segunda parte retomamos la historia casi un año después de donde la dejamos en El ángel caído y algo que me ha sorprendido ya desde el principio y que debo confesar que no lo vi venir fue la nueva condición “angelical” de Elena. Cuando comencé a leer esta serie pensé que la autora se centraria en la relación mortal-inmortal entre los personajes más que nada porque nunca imaginé a Elena, un personaje con tanta fuerza y tan dedicada a su papel en el Gremio de los Cazadores, como un ángel.
Aun así me confieso enamorada de este nuevo nivel en la relación entre el arcángel y la cazadora. Si bien en el primer libro Rafael no me convenció del todo en esta segunda entrega me he enamorado sin remedio. He leído algunas reseñas donde se señala que este libro se centra más en el “amor” entre Elena y Raphael. La verdad es que a mi no me lo ha parecido. Si bien es cierto que ambos personajes comienzan a ser un poco mas abiertos en cuanto a sus sentimientos Rafael siempre será Rafael, seguro de sí mismo, malvado, poderoso, y el papel de amante tierno y cariñoso no le cabe.
Como siempre la autora se mantiene fiel a su estilo, son esas pinceladas gore que me hacen apartar los ojos de lo que estoy leyendo para darle un respiro a mi pobre estómago. Claro esta que, sin esas pinceladas macabras, un libro de El gremio de los Cazadores no sería lo mismo. En contraposición, no puedo dejar de mencionar que, a pesar de los antes mencionados momentos gore, también hay escenas tiernas protagonizadas por los ángeles más peques que me me han dejado con una sonrisilla tonta de esas que solo la inocencia y candidez de un niño pueden causar. Creo que una de las cosas que mas plasmadas he visto en este libro es esa visceralidad entre la maldad y la inocencia.
He disfrutado con todas las escenas entre Elena y Rafael. Es genial ver como su relación crece y se fortalece, pero también es genial ser cómplice de la tensión sexual que inunda cada página. Me ha encantado saber un poco más sobre esta nueva raza de ángeles creada por Nalini Singh y por supuesto no me he sentido decepcionada con esta continuación, creo que la autora sabe mantener el nivel y ha conseguido que El beso de arcángel sea igual, sino es que mejor, que su predecesor.