Bujará (Persia). Año 999. Avicena escribe con firmeza sobre un pedazo de piel. Al acabar, levanta la barbilla y sonríe a las decenas de miles de libros que le rodean en la Gran Biblioteca. Ha termiando su obra más brillante. Y también la más peligrosa. Madrid (España). Año 2011. El médico español Simón Salvatierra recibe una terrible noticia: su esposa ha sido secuestrada por Al-Qaeda mientras investigaba un manuscrito milenario. Una vertiginosa aventura a través de los siglos protagonizada por cruzados, masones, espías y terroristas. Y un codiciado poder que podría redimir o aniquilar a la humanidad.
Hace algún tiempo que leí El Manuscrito de Avicena, su escritor, Ezequiel Teodoro, deambulaba por las redes sociales, captando lectores para su libro y entre ellos, me distinguió como una de las elegidas no tan solo para leerlo, sino que también para discutirlo, posteriormente, en su grupo de lectura. Debo decir que mi mundo, hasta ese momento, estaba más relacionado con la lectura que con sus escritores, sin embargo lo que más me llamó la atención fue el interés de su autor porque lo leyera, situación que pude comprobar más tarde, ya que el interés que demostraba Ezequiel lo hice propio, ya que con cada página leída la invitación a seguir leyendo la próxima, era absolutamente inevitable.Para comentar este libro, debo comentarles que se trata de un thriller con muchísima acción que justo cuando empiezas a creer que la historia se va decantando por un derrotero que nos llevará hacia un final relativamente normal, te equivocas, Teodoro se encarga de dar una vuelta de tuerca y hacerte pensar equivocadamente. Digo esto, porque por un lado nos lleva a conocer la historia de Avicena y su manual y, por otro, una consecución de hechos que están directamente relacionados con “los secretos” que se esconden a través del conocimiento del mismo y que puede llegar a ser determinante en el destino de la humanidad, incluido un Bin Laden que también es parte de la historia y que el autor decide matar mucho antes que el acontecimiento sucediera en la vida real.La historia se va desarrollando a través de personajes muy entrañables como el Doctor Salvatierra el que decide un viaje a San Petersburgo en busca de su mujer a la que un grupo (Al-Qaeda) ha decidido secuestrar, ella estaba trabajando como investigadora y poco a poco va desenmarañando los entresijos del manual junto a otro investigador. Salvatierra se relaciona con el ágil Javier Dávila que es un promisorio agente del CNI, Alex Anderson (hija del otro investigador) y Jeff Taylor, todos ellos y por razones diferentes, van en busca del Manuscrito de Avicena y la historia terminará por reunirlos a todos.Este autor tiene la virtud de cambiar de registro tan rápido como puede resultar abrir y cerrar los ojos, ya que nos lleva a una velocidad de vértigo por diversas etapas de la historia comenzando en el año 999 en Persia, luego con algunos pasajes del Cid (no es historia pura, sino que es importante para dar cuerpo al argumento del libro) todas tratadas con un lenguaje acorde con la época y por otro lado, en el presente, usando estos cambios mencionados anteriormente y que hacen, si cabe decirlo, adentrarse aún más en la narración del libro.No puedo dejar de comentar también que, dadas las descripciones realizadas de los lugares en los que muchos pasajes de la historia se desarrollan tanto en España como fuera de ella, tuve la suerte de visitar algunos para empaparme en situ de la belleza que me transmitió Teodoro, descripciones que no cansan porque están realizadas con sutileza y entrelazadas con los mismos sucesos.Resumiendo, sin lugar a dudas es una lectura muy recomendada, no hace falta que te guste o no la historia, pues como decía antes, estos fragmentos están sutilmente colocados a fin de que comprendamos las motivaciones que cada personaje tiene para descubrir el gran misterio que se esconde entre sus páginas.
Sobre su autor : Ezequiel Teodoro, nació en Ceuta en 1971 y su constante ir y venir por diversos parajes de la geografía española lo han llevado a vivir en lugares como Málaga, Sevilla o Madrid, además de su localidad natal. Sus experiencias vitales le han llevado a conocer distintas culturas y maneras de vivir, lo que ha enriquecido su obra. Su afición por la lectura comenzó a muy temprana edad. Primero con cómics y tebeos de Mortadelo y Filemón o Spiderman y luego con libros juveniles como Momo, de Michel Ende, o Cinco semanas en globo, de Julio Verne. Sin embargo, no fue hasta la adolescencia cuando da sus primeros pasos como escritor, principalmente con relatos y poesía. Ganó algunos concursos de menor importancia en el instituto y posteriormente en la ciudad. Durante su vida le ha preocupado mucho la formación en el área literaria, por eso ha leído numerosos ensayos acerca de cómo escribir para aplicarlo a su trabajo y ha asistido a diversos cursos de literatura; el más prestigioso, sin duda, fue el que imparte la famosa Escola de Escritura del Ateneu de Barcelona, segunda del mundo.
Además de escritor es periodista. Comenzó a ejercer en 1989, en “El Periódico de Ceuta”, aunque como simple colaborador, casi un aprendiz del oficio; entonces era un joven con muchos sueños bajo el brazo y escasa formación, que con los años iría ganando en seguridad y aplomo. Después colaboró con el periódico señero de Ceuta, “El Faro de Ceuta”, donde consolidó su formación, lo que le llevó, años más tarde, a ser contratado por “El Pueblo de Ceuta”, donde por primera vez su trabajo como periodista es recompensado con un sueldo. En su etapa ceutí también fue corresponsal de la agencia de noticia Europa Press.Posteriormente, en 1999, le ofrecen trasladarse a Málaga para seguir trabajando en la misma agencia, esta vez como redactor, y apenas seis meses más tarde le ascienden a responsable de la sección de Economía en Andalucía. En 2005 decidió dar un cambio a su vida y aceptó un empleo en Madrid, como jefe de prensa adjunto del Ministerio de Fomento, donde permaneció durante seis años.A lo largo de estos 25 años de trabajo periodístico no abandonó nunca su gran pasión, la escritura, y siguió preparándose y leyendo para mantenerla viva. Pero tenía que llegar el momento de abrir la puerta de su trabajo al mundo. Y este llegó tras el impulso de un escritor, con más de veinte novelas a su espalda y el Premio Nacional de Teatro. El escritor leyó algunos relatos suyos y le instó a escribir una novela. Dos años más tarde, en abril de 2011, vería la luz “El manuscrito de Avicena”, del que ha vendido ya más de 11.000 ejemplares.Actualmente se encuentra en fase de revisión su segunda obra, “El cuaderno Negro”, que tal como su primera novela dará mucho que hablar, como ya lo ha venido haciendo durante estos dos últimos años. Si hay una cualidad a destacar de Ezequiel Teodoro, es su incansable trabajo a través de las redes sociales y su gran espíritu de superación, siempre en busca de nuevos lectores y sitios en el que transmitir su conocimiento a otros escritores que como él, van buscando un lugar en este arte.
María Loreto