SINOPSISDos jóvenes parejas, víctimas de la crisis financiera, se internan hacia lo desconocido en un viaje de pesadilla a través de zonas volcánicas de Islandia. Arrogantes, urbanos, hipertecnológicos y con tendencia a las adicciones, se ven sobrepasados por una naturaleza hostil que multiplica sus fantasmas y los lleva al borde del precipicio. Lo tenían todo: riqueza, poder, estatus, y lo van a perder todo. Un page-turning que analiza la relación entre el hombre moderno y la naturaleza, ese espacio salvaje donde las reglas de la civilización no tienen ningún valor.
OPINIÓNEl terror y las historias que te dejan esa sensación de irrealidad, de confrontación con el mundo, con la mente llena de preguntas que vas respondiendo a lo largo de días, semanas o que te asaltan incluso años después durante una conversación; esas son el tipo de novelas que siempre me han llamado la atención. Autores como Lovecraft o Hodgson ocupan mi imaginario desde edad muy temprana, algo que se nota en mi forma de escribir o en las lecturas que me apasionan.El silencio de las tierras altas es una de esas obras. La escogimos para el Club de Lectura que organizo en La Font de Mimir y me ha sorprendido gratamente. No llega a la altura de los maestros, pero se nota que ha bebido de ellos o, al menos, el autor ha sido acosado por los mismos seres abisales. Una historia tejida con secretos y máscaras, que nos habla del autoengaño social y personal."En aquella foto había algo que la perturbaba: cómo se inclinaba la mujer hacia el hombre con un hombro algo levantado, como para sostener alguna cosa que no se veía; o la composición misma de la foto; las proporciones nada naturales del fondo".
©Isabel del Río
Febrero 2016