Reseña especial de Regálame París

¿Quién no ha soñado con ir a París y vivir una preciosa historia de amor? ¿Quién no ha deseado perderse por las calles de la ciudad del amor y dejarse llevar por su magia? Pues eso mismo es lo que podemos hacer gracias a Olivia Ardey. Desde la página uno quedamos atrapados en su prosa y es que el estilo de esta autora es delicado, cuidado y elegante. ¡Dios! Me estoy pareciendo demasiado a Mr Sandman...Desde luego no es bueno pasar tanto tiempo con él. ¿Qué? No me mires así. Esa frase es algo que dirías tú. Mejor me voy a tomar un café y despejarme. Te dejo el teclado, pero solo un rato ¿Eh?

Menos mal, la verdad es que esta chica con cada mes que pasa se hace más pesadita, y me alegro de que cada vez se parezca más a mi, quiere decir que se le está pegando algo de mi "high class". Como iba diciendo María, Olivia sabe a la perfección como recrear unos espacios y unis diálogos cuidados y ricos en detalles, pero quizás con lo que más me quedo es con la capacidad de la autora para hacer de los sentidos el eje central de la obra. Hueles ParÍs, oyes París, degustas París... Creo que es muy difícil plasmar esa visión de a pie y hacer encantadores esos espacios escondidos de la ciudad, y más sin vivir en ella, simplemente impresionante.Para que veas que me preocupo por ti, te traigo un café con leche. Si...me he acordado de los dos sobrecitos de azúcar, por eso no te preocupes. ¿Que has estado diciendo? Anda, anda, déjame que siga yo. Los personajes de esta novela están muy bien construidos. Los protagonistas se complementan mutuamente. Yolanda es una mujer que se desvive por los demás, que pone por delante a todos menos a ella misma. Una chica que viaja a París con un deseo oculto, con otra intención, utilizando a Alejo para ello. Patrick, el protagonista masculino, es interesante. Y en varios aspectos. Me ha gustado mucho que no sea el típico personaje que solo piensa en las apariencias. Por una vez, los papeles se intercambian y es él el que tiene claro que no es solo una cara bonita. En este momento es cuando tengo que pasar un trapo, porque María está babeando por Patrick, no la culpo, la pobre es una soñadora.

Yo mejor me centro en esos secundarios, que lejos de estar puestos por poner, son los que dan esa chispa divertida a la obra. Durante el libro tendremos nuestro "radiopatio" particular. Unas vecinas la mar de divertidas que nos regalarán historias secundarias desternillantes, quedaros con los locales liberales y los agujeros y el Vicks Vaporub, no me había reído tanto en mucho tiempo.

Pese a ello si me tengo que quedar con un secundario, es con la hermana de la protagonista, creo que la progresión en su relación, y pasar del odio, al entendimiento, y finalmente al cariño, es de las historias más bonitas de amor que encontraréis en el libro.

Olivia Ardey ha creado una pequeña joya de la romántica que nos demuestra que lo más bello está en lo que quizás menos nos fijamos, pero si agudizamos nuestros sentidos podremos disfrutarlo con los cinco sentidos. Felicidades Versátil.