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Reseña: Fuego, de Mats Strandberg y Sara B. Elfgren

Publicado el 12 noviembre 2013 por Arsenico @Arsenico85

Lo mejor de este libro, y de la saga en general, son sus personajes. Las Elegidas son reales, de carne y hueso, y les ves todas sus virtudes y defectos, hasta los más rocambolescos, desde todas las perspectivas . Porque si algo tiene esta saga es que gracias a su en tercera persona desde el punto de vista de cada protagonista, llegamos a conocer al 100% a todas las chicas, no sólo desde sus puntos de vista, sino también a través del resto de compañeras. Ser capaz de conocer a un personaje al dedillo, saber exactamente lo que piensa o siente independientemente de cómo actúe y te sorprenda en determinadas situaciones, saber qué le motiva y qué es lo que más teme, no es algo que todo autor consiga. Y Mats Strandberg y Sara B. Elfgren lo logran de una manera fascinante. Conozco tan bien a las Elegidas que si tuviera que identificarlas dentro de un texto, sin sus nombres, estoy segura de que lo haría sin equivocarme.

Y otra de las cosas que más me gustan es la conexión que se forja entre ellas, la confianza, la unión y esa amistad que va creciendo a pasos muy muy lentos. Me gusta porque no es precipitado, porque no se hacen amigas cien páginas después de descubrir sus poderes. No. Algunas ni siquiera se hacen amigas y se limitan a tolerarse porque no les queda más remedio. Y eso lo hace muchísimo más real y coherente.

La novela sigue manteniendo el ritmo pausado de su predecesora. Es una historia que se cuece a fuego lento, que hay que paladear página a página, dejándote absorber por un misterio que va in crescendo. Con una narración sencilla y a la vez cuidada, los autores nos presentan a las protagonistas una a una, ahondando en la vida cotidiana de cada una, en su parte más "humana", de modo que puedas conocerlo todo de ellas en todos sus niveles y no solo su destino como Elegidas. Nos van dosificando las partes paranormales con las cotidianas, regalándonos piezas con las que iremos cubriendo huecos, encajándolas en su lugar correspondiente, descubriendo toda la complejidad de la historia. Sí, quizás pueda pecar de lenta, de que ocurre muy poco en tantas páginas, pero yo creo que es ahí precisamente donde radica su encanto. En lo bien reflejada que está la adolescencia, en lo increíblemente bien que están desarrollados los personajes . Sientes empatía por cada una de las chicas, desde la más recta hasta la más mezquina de todas. Las comprendes, las admiras y llegas a quererlas, a sentir ese nudo en el pecho, deseando que consigan sus sueños, que salgan bien paradas de todo lo que les espera a la vuelta de la esquina. Así que, pese a las 608 páginas con las que cuenta la novela, me la he leído prácticamente en dos días y no me ha aburrido en absoluto, sino todo lo contrario.

En cuanto a los personajes secundarios , en este segundo libro por fin aparecerán personajes que supongo que tendrán mucha relevancia de cara al final de la historia. El Consejo, ese del que me quejaba en la primera parte por su escaso protagonismo, por fin hace de acto de presencia y lo hace por la puerta grande. De nuevo, me esperaba otra cosa del Consejo, pero sí que he quedado satisfecha con la sorpresa. Siguen habiendo incógnitas molestas respecto del mismo pero se cierran muchas de las preguntas que se abrían en El círculo. De los nuevos personajes, me quedo con , uno de esos personajes interesantes a la par que impredecibles que no sabes bien por donde van a salir. Todavía sigo desconcertada con él y espero que continúe dando juego en la tercera parte, porque me encanta.

La ambientación, los rituales de magia, el uso de los poderes y toda la parte paranormal me ha fascinado tanto o más que la primera parte. Me lo paso como una enana haciendo de guía de las Elegidas en su camino hacia su destino. El final se puede decir que cierra una puerta, como pasaba con la primera parte, pero abre la grande, esa que dará paso a la conclusión de la historia. Es un final sorprendente en más de un sentido (lo comprobaréis cuando lo leáis), agridulce y a la vez esperanzador. Ya me estoy mordiendo las uñas por saber cómo terminará todo.


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