La producción es afable por que nos regala, sin reservas ni pretensiones, pura gozaera. Macabeo se presenta como un fenómeno poco usual: una banda independiente, dispuesta a subvertir lo que se entiende por Salsa, mientras traen un sonido indiscutiblemente purista. Pero sabes que hay algo diferente, alternativo. Con Salsa Macabra se pone la salsa al día vía 13 rockeros, 13 templarios macabros dispuestos a proteger un Santo Grial: el cánon cocolo. Una deliciosa paradoja que se me hace evidente en Swing. El Charlatán, una especie de Virgilio dantesco que nos guía, nunca abandona el contexto del álbum, pues también se pone romanticón (La Noche); reflexiona sobre una pesada carga existencial en La Culpa; se pone épico y se infla de grandiosidad en Macabionico; y en Se Pone Difícil, el héroe-que ya se perfiló como macabiónico, charlatán y romanticón, también es contemplativo. El Charlatán, el arquetipo boricua con el que tanto nos identificamos, es el recurso poético con el cual Macabeo le habla a toda una generación. Una generación a la que no le queda más remedio que encontrar vacilón en lo macabro:
Danza Macabra (Michael Wolgemut, 1493)
Mi gestión es este blog es considerablemente ingenua (naive). Si cumple con el fin de satisfacer una necesidad, la de pensar. Se espera un intercambio de ideas, a la luz de temas discutidos en las artes literarias, filosofía, actualidad, ciencias, etc.