Cuánto tiempo sin hacer reseñas, qué felicidad poder dedicarle tiempo a hacer otras cosas que no tienen nada que ver con el estudio. Se me había olvidado qué era tener tiempo libre.
Estos días he estado corrigiendo Páginas de Flores. Ando inmersa en plena revisión y relectura para enviarlo ya a concurso (esta semana caerá seguro), así que cuando lo haya hecho lo mismo cae una entradita que llevo tiempo teniendo en la recámara.
Mientras tanto... ¡reseña! Toca hablar esta vez de Motel Malibú, de Pablo Poveda.
No tengo la menor idea de cuánto tiempo lleva en mi Kindle este libro. Sé que lo compré en su día, creo que cuando estaba a cero euros. Sé que han caído otras lecturas por medio y se ha ido quedando siempre ahí, esperando su momento. Después de un intento frustrado de empezarlo, ya lo he terminado y puedo hablar por fin de él por aquí.
Voy a ser sincera sin llegar al fusilamiento ni a ser una hija de perra, cosa que últimamente me cuesta, se ve que el botón de la sutileza se me ha jodido: no sé bien qué decir de este libro. Casi que podría dejar la reseña ahí, en el "no sé qué decir". No es que la historia tenga tal profundidad que esté dándole todavía vueltas a la cabeza, no. No es que sea de esas que amas y odias a partes iguales, no.
Cosas buenas que tiene: es cortita, con lo cual se lee bastante rápido. Me dio para un par de viajes en metro y un rato de lectura en casa. En sí no tiene faltas de ortografía, lo cual es de agradecer visto lo visto en muchos otros libros.
También tengo que hablar de lo malo. La prosa. Vale que me estés mezclando eventos del pasado, del presente y cosas oníricas y/o alucinatorias, paso por ahí. Por lo que no paso es por tener que releer algún que otro párrafo para enterarme de qué ha pasado realmente en el anterior porque la escena en sí no está redactada con demasiada claridad. Faltaban signos de interrogación en los diálogos. Bueno, los diálogos... me parecieron muy sobreactuados, algunas cosas no sé a qué venían a cuento. Martín, el protagonista, es un cliché (dicho por los propios personajes), pero creo que su historia es el cliché del cliché.
Por cierto, hay una última cosa así muy tonta con la que se me oyó rechinar los dientes en media Valencia cuando lo leí, por lo que vengo aquí a dar una pequeña lección de química básica para cuando lo vayáis a escribir: CO2 es dióxido de carbono (lo que espiramos), O2 es oxígeno (lo que inhalamos), H2O es agua. Si inspiras y es una bocanada de H2O lo que te llega al cerebro, mal asunto. Obviamente todo lo anterior se puede complicar bastante (en mi mente tengo una gasometría chillando fuerte), pero lo dejaremos en lo básico, que ya bastante hay con eso.
En resumen, y ya para acabar la entrada: no, no me ha gustado el libro. Tampoco lo recomendaría, pero bueno, también tengo que decir que hay gente en Amazon que lo ha puntuado bien, así que lo mismo es que una es muy tiquismiquis.