Revista Talentos

Resolviendo la mordida de teta

Publicado el 18 octubre 2015 por Sylvia
B empezó a "morderme" en serio, hace un par de días; la teta, se entiende. Muerde y jala, con lo que la cosa se pone intensa. Hoy su papá me dijo que le hablara seria y firme, y me reconocí incómoda al respecto; trabajaré con esa incomodidad.
No tengo problema con decir "no" cuando intenta jalarme el cabello o tomar mis lentes; ahí, natural y ordinariamente, hablo con firmeza... sin pensarlo... y no hay menos dulzura en la instrucción que en cualquier otra cosa que diga antes o después. Pero esto de la mordida es diferente... será porque me duele más que un jalón de cabello o porque estar tenida de un pezón, me hace sentir vulnerable. Y claro, porque aquellos primeros "no" los he dicho mientras le quito el cabello de la mano, o aparto su mano de mis lentes, así que en realidad, el peso de "hacer que ella haga" no recae en la palabra. En el caso de la mordida, por el contrario, al no poder evitar el acto, me sale un "no-no" angustiado y suplicante, y si trato de que no salga así, sale un "no" grave y cortante, que no me gusta y me da miedo (de que ella sienta que le hablo feo). El papá lo ha resuelto con un truco buenísimo: igual que jalándole un poco la oreja, hacía que abriera más la boca cuando necesitábamos que se acomodara mejor en la teta, encontró un punto que apretando un poco con el dedo, relaja su mandíbula y hace que me suelte. Es la parte de en medio-abajo del cachete, a la altura de los labios. Apretando ahí -es apenas un toque-, puedo decir un "no" normal.
Silvia Parque

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