Una entrada más sobre "después del terremoto".
Hay momentos de la búsqueda de sobrevivientes bajo escombros en los que se pide "silencio total". La gente calla, pero he oído a reporteros narrar que se pidió silencio y bla, bla, bla, sin cerrar su bocota. Cómo si lo que tienen que decir pudiera competir en importancia con la posibilidad de rescatar a alguien.
Este foco de la atención (salvar vidas y asegurar la integridad de las personas) no debe quitar de la conciencia que hay responsables de la situación de desastre: que habrá que pedir cuentas por los permisos falsos, la negligencia criminal, las construcciones mal hechas, las condiciones laborales de riesgo, etc.
Trabajé en dos jardines de niños. En el segundo viví mi peor experiencia laboral: odiaba el ambiente. Una vez se llevó a los niños de visita en una camioneta: se les metió en prácticamente todos los espacios donde cupieron. Yo deseaba que nos parara un tránsito, pero no dije nada. Si algo hubiera pasado, habría llevado mi omisión en la conciencia.
¿Cómo van a vivir esas personas que no pueden decirse a sí mismas que no sabían lo que podía pasar? ¿Cómo van a seguir viviendo quienes saben que de un modo u otro fueron advertidos?
"Damnificados de la corrupción", por Raúl Rodríguez."Sismo y corrupción", por Diego Petersen.Silvia Parque