agitando trapos con rayas y estrellas,
orgullosos de sus trofeos de plástico
dictan leyes que matan nuestras almas,
usando el crédito como cebo asesino
nos convierten en esclavos de cifras.
publicidad que oculta amenazas abstractas,
traficantes venden acumuladores de ego
a tontos que se sienten vacíos,
artistas lamen sus ombligos sin fondo,
sacerdotes prometen edenes viscosos,
políticos aplauden a sus propios pestañeos,
terapeutas escarban heces de pacientes
envainados en coches que aúllan platino,
envenenadores del mar se reúnen
con envenenadores del aire, de la tierra,
de la sangre, para decretar el lapso de vida
que se le permite a cada ser humano,
madres con gritos de moral petrificada
alaban las manos del cura que hurga
en la inocencia de sus hijos domados,
al alba lameculos con corbatas impecables
arquitectos asesinos erigen falos de cemento
donde en tumbas de techo bajo anidan zombis
de largos dedos blancos haciendo resonar teclados.
Gurús con cara de fotografía vendiendo aspirinas metafísicas,
senos convertidos en pelotas para atraer glotones ópticos,
adolescentes despreciando lo sublime con orgullo de parásitos,
damas elegantes el rostro protegido por la placenta de sus hijos
repartiendo en hospitales vísceras de goma y rosarios,
payasos elegidos como Presidentes por masas tragadoras de basura,
devoradoras de espacio, de tiempo, de imágenes confitadas.
Ojos altaneros negando el milagro, bocas derramando definiciones,
dogmas, petróleo, cadenas, leyes impermeables, mandamientos
acumulados en el pecho como enormes rocas,
sombreros que pesan toneladas, trituradoras de planetas,
hombres envueltos en relojes, mujeres dentro de calzones antibalas,
condones de plomo, cerebros llenos de buitres.
Nada tienen que ver con la delicadeza, sólo conocen la fuerza,
nada tienen que ver con la dignidad, lamen las suelas del dinero.
¿Quién convirtió al ciudadano en un esclavo con deudas?
¿Quién invadió la tierra con rascacielos colmados por funcionarios ciegos?
¿Quién robó el sabor a las frutas para adular lenguas anémicas?
Aunque el sueño lo atraviese todo como un río caudaloso y negro.
Tú no quieroes quejarte ni quieres criticar, quieres abrir
los huesos de sus cráneos y los huesos de sus pies,
quieres que sus pechos se abran como ventanas góticas,
quieres que de sus ombligos surjan tentáculos de agua,
que sus espaldas se partan y sus vértebras azoten el aire
hasta hacerlo estallar en escamas doradas.
Terco molusco creando tu cotidiana conciencia
te pones el esqueleto y la carne, lanzas la avalancha de latidos,
abres las compuertas al torrente de la sangre,
respiras el aire tumefacto tratando de volverlo sano.
Otra resurrección, otra esperanza, te liberas del cajón,
abres el calabozo insípido, sales a crear pasos y huellas
en las calles aplastadas por una bruma sólida.
Entre muertos compitiendo por un pedazo de premio
buscas bajo cerros de máscaras satisfechas
el resplandor de un día verdadero.
¿Cómo llegar hasta el sol que brilla
en el centro de este mar de sombras?
Algún día cuando la estrella
escancie su fe en cada frente,
harás renacer los animales,
retornarás su tierra a cada planta,
cambiarás por besos el dinero,
las palabras ya no serán cadenas,
el alma gestará un cuerpo de luz.
Alejandro Jodorowsky