Que "No era un reloj cualquiera. Dándole vueltas a la manecilla podía viajar en el tiempo"... Así "me vendía" el supuesto anticuario ambulante aquel reloj de una factura exquisita no obstante... Me aseguré que funcionaba y me lo llevé a casa... Comprendí que, de todas formas, debería accionar sus manecillas para ponerlo en Mi Hora, y así lo hice, pero eligiendo las 00:01 Horas del Domingo siguiente y esperé, paciente, el transcurrir de los cotidianos "Aquí y Ahora" de cada día de la semana siguiente y, claro, no viajé más que a cada Presente consecutivo una y otra vez... Colgué el reloj en el mejor plano de la sala de estar y me olvidé de él en todo lo que no fuera darle cuerda y pasarle un paño al mueble de madera preciosa...
... más yo he caído en tiempos cuyo orden desconozco...
San Agustín.
Domingo:
Esta mañana desando la ciudad; camino a lo largo del río, por la margen Este; doblo a la derecha y lo cruzo sobre el puente más viejo, hacia el Centro. Una vez en él, avanzo en dirección Sur hasta llegar a la Avenida C... Un nuevo giro, a la derecha otra vez, y el Oeste es el objetivo... En un pretil ignorado, escrito en grandes caracteres, un cartel anuncia: “MODA PARA LOS TIEMPOS PASADOS Y POR VENIR”. Entro a una exposición donde carteles y tótems hábilmente dispuestos muestran toda la información gráfica y escrita, y lo hacen en la forma de un avance laberíntico donde cada próximo recodo es una expectativa novedosa... Una vez en ella, el área a cielo descubierto de la exposición me sorprende; está concebida a la manera de esas ciudades cinematográficas, con todos los detalles urbanísticos: Inmuebles, vías, alumbrado, áreas verdes...; los seres humanos están interpretados por maniquíes que son como la gente de mi país: de todas las razas; los hay de ambos sexos y también de cada grupo de edades. Se encuentran ocupando todo el espacio urbano, aquí y allá, y usan ropas o adoptan poses que hablan de sus oficios, ocupaciones y actitudes ciudadanas... Camino por las calles repletas de maniquíes hasta que el avance por las aceras se torna casi imposible y debo bajar definitivamente al asfalto; estoy en una vía cerrada al tránsito de vehículos y que, al parecer, funciona como un bulevar; esta dirección me conduce hasta un parque con sus árboles y bancos..., también con una iglesia dentro... Y comienzo a percibir, entonces, la familiaridad y el sentido de pertenencia que me une a todos estos sitios por donde he transitado. Aún más, algunas de las personas que se encuentran aquí las conozco de vista como aquel señor de edad..., aquella señora con su niño y el cochecito..., o esta muchacha en su vestido verde, tan linda!... Quiero saludarlos, hablar con ellos... De repente comprendo que en todo esto no hay algo que tenga movimiento, excepto Yo! y vienen a mi mente, atropellándose, preguntas como: ¿Cuál es la moda que se exhibe? ¿Cuánto costó y en qué tiempo se ha construido esta inmensa maqueta de la cual no tuve noticia? y otras cuya única respuesta posible es: ¡Salir de inmediato!
Vuelvo sobre mis pasos, sin dificultad, y alcanzo el salón de la gráfica... Bajo el cartel es noche, y a juzgar por la Avenida C..., desierta y silenciosa, es probablemente madrugada. Miro el reloj: 3:18 Horas... pero, del día anterior o del día siguiente?! No tiene importancia, agradezco que sea noche al final de un día como este.
Al llegar a casa entro a la cama y me duermo aún antes que la cabeza repose sobre la almohada.
Lunes:
La luz del Sol, que se cuela por las lucetas, me hiere los ojos aún a través de los párpados cerrados... ¡Dios mío, 11:00 de la mañana... Lunes! ¡¿Cómo han podido dejarme dormir hasta ahora... un Lunes...?! Me habrán creído víctima de un naufragio alcohólico... Soy inocente. Martes:
... Los míos no aparecen desde ayer... ¿Dónde habrán ido?... De cualquier forma, ya debían haber regresado... En todo caso, hay calma.
Miércoles:
... Mi familia no regresa, tampoco escucho a los vecinos... He salido a la calle, y después de recorrer varias manzanas, vacías, encontré los maniquíes de la exposición... ¿Quién los pondrá? ¿Qué significa todo esto?... ¿Dónde están las personas de esta ciudad?!...
Jueves:
Continúo solo. Los maniquíes se pueden ver sacando un poco la cabeza por la ventana... El Silencio lo envuelve todo.
Viernes:
Los maniquíes están ocupando toda la calle frente a mi casa; "Nadie" que yo pueda reconocer... Se está bien sentado aquí; no tengo hambre ni sed; nada me importa...
Sábado:
... Hay un Mandamiento que dice: “Guarda el Sábado...” ¡Me gusta tanto eso! A partir de hoy guardaré todos los días en mí. ¿Para qué tantos días en una semana? ¿quién no se pierde entre todo ese tiempo por repartir?...