Julio retorna siempre.Los pájaros se acomodanal arrullo de álamos y zarzales. El cáliz de la nocheembriaga el espíritude néctar que gotea eternidaddesde el cosmos. Las campanas del relojnavegan lentamenteen el océano de un suspiro. Julio es extenso y blanco lecho donde el alma retozaen la amada memoria de su inocencia.