“En su trabajo, tras algún que otro revés, encontrará el camino despejado para conseguir notables progresos. Hoy sucederá algo relacionado con un posible viaje. También habrá una cierta mejora de su economía. La vida familiar será grata y apacible.”
Este conciso texto bajo el dibujito de una cabra debería haberme indicado que hoy iba a ser un día “difícil”, pero como nunca hago caso de los horóscopos no le he dado la más mínima importancia… hasta que han llegado los reveses.
Porqué si ya es complicado que el trabajo progrese adecuadamente (como las notas de los niños) en una jornada normal salpimentada con los habituales imprevistos diarios, esos que hacen que se te desmonte toda la bonita planificación preparada del día anterior, no te digo cuando además a primera hora de la mañana, antes siquiera del primer café, una de mis colaboradoras, última adquisición del despacho, me dice “Tengo que hablar contigo” y se sienta delante de mi mesa sin que yo la haya llamado. En ese momento sabía que lo que me tuviera que decir no sería bueno, por lo menos para mí, las buenas noticias, los cotilleos, los chistes… eso se dice mientras estás de pie, pero si se sientan…
Y efectivamente no era una buena noticia. Una oferta mejor en otro despacho, tan mejor que no se la he podido igualar. “El lunes ya no vengo” (estamos a miércoles), a punto de finalizar trimestre… menudo revés.
Mi cabeza se pone a trabajar a toda velocidad, hay que minimizar daños… aunque lo que más echaré de menos es su sentido del humor.
Un bocata y dos cafés después casi he conseguido repescar a alguien que también se marchó por otra oferta, pero esta vez he sido yo quien se la he podido mejorar. Revés (casi) superado.
De lo que ponía en el resto de la predicción no ha fallado mucho, aunque la mejora económica ha sido la normal en estas fechas tan señaladas y la vida familiar… siempre es grata y apacible, sobre todo desde hace unos años…
Lo del viaje ha llegado un poco tarde, ese revés en particular sucedió hace dos días, aunque no consiguió estropearlo del todo. Pero me hubiera encantado disfrutar de Javier Limón y sus Mujeres de Agua. Otra vez será.