Quito el sobre de plástico del paquete, levanto la tapa, y ante mí se abre el cofre del tesoro.
Con todo lo que véis en la foto de arriba. Todo un muestrario de "Creaciones Atenea". Si empiezo a contar todas las cosas tan lindas que llevaba, no paro... Una blusa, hilos, creaciones de fieltro de Lidia, abalorios, broches, etc., etc....
Mis manos tiemblan mientras voy sacando maravilla tras maravilla, porque en esa caja no solo hay hilos y telas y abalorios. Hay amor. Y sin poder evitarlo, me emociono, se me sube un nudo a la garganta y me pongo a llorar. Me siento como una niña que recibe su primer regalo de Reyes Magos.
Mi gato Tuso también curiosea por los alrededores, aunque creo que le intriga más mi expresión, mezcla de alegría y lágrimas... (y el extraño artefacto con que le hago la foto, jeje).
Hacía tanto que no recibía algo tan hermoso y hecho y enviado con tanto amor... No penséis que exagero. En mi familia los regalos se acabaron cuando descubrí que los R.M. eran los padres. Después, mis amigos me regalaban por mis cumpleaños algún libro, alguna prenda de ropa... Nada digno de recordar. Y ha tenido que aparecer en mi vida una extraordinaria y encantadora catalana ( a quien no conozco en persona, aún), para volver a sentir la alegría y la emoción de una niña que contempla un tesoro fabuloso.
Gracias Lidia, amiga y socia, con todo mi corazón. Eres lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo.